Primer parto

Si alguien está a punto de parir, mejor que no me lea. Aviso. Existen partos "maravillosos", tengo alrededor una panda de amigas que son unas parturientas estupendas, que sin epidural y dos puntitos tienen a sus mochuelos, pero no fue mi caso. 

Domingo 8 de mayo de 2011, 5:00h de la mañana. Me despertaron unos fuertes retortijones primos hermanos de dolores menstruales y pasa gastrointestinal. Recuerdo pensar era el resultado de los nervios vividos o algún dolor de barriga por haber comido tan mal en los días de hospital, pero no no, pronto supe que aquello eran contracciones de parto. Cuando se le sumó el apretón de riñones exactamente.  

Toni duerme como si volviera de picar piedra 12 horas seguidas. Hemos pasado una semana durísima con todo lo ocurrido en la operación de su madre y por fin dormimos en casa tranquilos, pero tengo que despertarle. Tengo contracciones hace ya una hora. Llame al hospital y me dijeron que debía esperar a que fueran constantes y cada cuatro minutos. Pues nada, nos quedamos en casa apuntando los minutos entre contracción y contracción. Aquello dolía pero siempre pensé que dolería más. No quiero ir de súper héroe, que va, dolían un montón, pero pensaba sería más horrible. 

Después de más de 6 horas esperando esa regularidad que no llegaba y harta de sufrir contracciones que ya te crujían, nos fuimos al hospital que estaba a 40 minutos de casa. Algunas contracciones sí eran cada 4 minutos, pero luego se colaban otras que venían cada 7-10 y estas eran el doble de dolorosas debo decir. A veces también pienso que esperamos demasiado. No se, lo cierto es que nunca se sabe y de nada vale suponer. 

Llegamos al Hospital General de Catalunya y después de 8 horas de contracciones, me dicen que ya me quedo ingresada (bravo) pero que solo estoy de 2. Me desanimé bastante, pensé iba a llegar de más, pero bueno……dilato lento, que le vamos a hacer.

Me llevan a la sala de dilatación y enseguida aparece el anestesista para poner epidural. Creo que se precipitaron. Recuerdo pensé ¿¿ya?? Y con lo que ahora sé debería haber esperado, pero bueno, me dijeron que sí, que ya estaba lista para epidural y yo me dejaba llevar. Aquel señor me puso muy nerviosa, parecía no encontraba el punto donde debía pinchar y juro que empecé a sudar. Recuerdo aquí primer momento hipocondríaco malo. Hasta él hacia comentarios raros por lo bajini que no oía con claridad. Finalmente misión cumplida y epidural puesta. Ahora a dilatar.

La cosa iba bien hasta que se paró. Llegamos a 8 y Carla dijo hasta aquí habíamos llegado. Se subió a las costillas y en una muestra de lo que iba a ser su carácter, pensó que por ahí no pasaba. La tenía altísima. Rompieron bolsa, apretaron por arriba……y nada. Llega entonces el ginecólogo y me dice: “Tienes una niña muy grande y está muy alta, no tocamos ni la cabeza, no está encajada. Podemos sacar las palas, las ventosas y los fórceps e intentarlo, pero no te aseguro salga que no vaya a acabar en cesárea. Podemos intentarlo o ir a cesárea directamente”

¿Perdona?

¿Palas? ¿Ventosas? ¿Fórceps? ¿CESARESA? Me puse mala, nerviosa y un monstruo malvado y feroz me devoraba por dentro bocado a bocado. Ahora recordaba cuando un día Toni miraba en youtube como se hacía una cesarea y le contesté: "eso no me va a pasar a mí!" Nunca tuve miedo al parto, siempre pensé que todo iría bien. Jamás pensé en esa opción. Mi condición hipocondriaca no me deja ver un corte pero siempre fui muy positiva, así que no la contemplaba. Pero ahí la teníamos. “Doctor, lo que usted diga, como menos vaya a sufrir la niña” Pues ya estaba todo dicho. Me preparaban para quirófano.

No sé si mi estado hubiera sido diferente en caso no hubiera pasado lo de mi suegra, porque los quirófanos me dan pánico ya por mí solita, pero aquella experiencia tan cercana, tan reciente y tan mala no ayudó nada. Aunque disimulé muy bien cuando me despedía de Toni, el miedo era más grande que yo (y mira que me puse grande). Y mi marido, que también estaba traumatizado con lo de su madre le dijo al doctor, literalmente:

                - Mi madre salió hace dos días de la Uci, por poco la matan en quirófano por no ponerle unos drenajes. Mirar bien lo que hacéis. Como le pase algo a mi mujer, te mato.

Dios mío de mi vida, no podía creer lo que estaba oyendo, se me cortó hasta la respiración cuando le oí, nos iban a tratar de delincuentes, jajajajaja. Pero resulta que el Doctor fue más humano de lo normal para recoger esas palabras con empatía y no con ira como creí que iba a hacer y que hubiera comprendido después de casi recibir una amenaza así. Supongo que en nuestros ojos se veía el miedo y no la maldad con las que esas palabras se podían interpretar. Somos buenas personas y se nos vé, así que lo sobreentendió de sobras, interesándose por lo ocurrido a su madre.

                   - No te preocupes que todo irá bien – contestó con una sonrisa y una palmadita.

Las enfermeras de quirófano fueron encantadoras y muy cariñosas conmigo, no existe agradecimiento en el mundo que lo pague. Me cogieron de la mano y no me soltaron. No pude parar de temblar, que sensación más angustiosa no poder parar a tu cuerpo. Me decían que era normal, debido tanta anestesia y el frío del quirófano.

Después de sensaciones que no voy a explicar, escuché llorar a mi hija. Quisiera decir que el mundo se paró en ese instante, que fue maravilloso verle la cara, que todo valía la pena por ese momento “mágico”……pero seguía con tanto miedo en el cuerpo que no tuve conciencia de lo que vivía, de lo que estaba pasando. Me la enseñaron, la acercaron para que le diera un beso y se la llevaron. Solo la oía llorar y escuchaba lo que las enfermeras decían: ¡qué niña más grande!

Joder si fue grande, pesó 4.200kg.

Y se la llevaron.

El post operatorio fue un infierno. Toni regreso a mi lado y yo empecé a ponerme más nerviosa. ¿Dónde estaba la niña? Resulta que se me dispararon las pulsaciones, que debía tranquilizarme y que tenía una hemorragia uterina que parar. Útero cansado, muchos nervios, y niña muy grande fueron una mala combinación. Me moría de sed, no podía parar de temblar y en esas estábamos. Horrible. Que mala experiencia. 

Poco a poco empecé a mejorar, esas pulsaciones se estabilizaron y la hemorragia remitió. Un poquito de calma, menos mal. Lo peor fueron esas horas donde nada cesaba, como pez que se muerde la cola. El doctor no se fue hasta que todo pasó y las enfermeras continuaron igual de atentas y amables con nosotros. Eran las 2 de la madrugada, 5 horas más tarde de dar a luz, cinco largas e interminables horas, cuando subía a planta y me traían a mi bebota llorona a la que por fin tenía en brazos.  


Por supuesto que valió la pena, ahora sí. Parto un poco traumático, y finalmente acabó. No se me olvidará en la vida, pero ya tenía a mi niña conmigo. La primera niña.  

Comentarios

Entradas populares