Destino Andalucía
Este año hasta la segunda semana de agosto no
cogemos las vacaciones y como gran novedad, diré que no vamos a la playa, no
nos vamos de camping como todos los últimos años. He convencido a Toni a base
de mucho insistir y no desistir para ir a donde hace más de ocho años que no
voy y me apetece muchísimo llevar a mis niñas: AL PUEBLO.
Con la que está cayendo….hoy decían en la radio
que se alcanzaría en Córdoba 43º. Quiero pensar que en agosto aflojan las
temperaturas. ¿Me excedo en optimismo? Esperemos que no… ¿Y qué hay allí aparte
de mucho calor? Lo típico de todos los pueblos sureños: casitas blancas, muchos
olivos, gente encantadora, calles empedradas, cuestas interminables y la
piscina del pueblo. ¿Y por qué quieres ir? Pues por todo eso.
Porque son mis raíces, porque el cuerpo me lo
pide, porque me hace especial ilusión llevar a mi familia, porque aunque haga
esa terrible caló (aquí hace también mucha acompañada de una humedad pegajosa
que es casi peor), me gusta las noches a la fresca, me gusta que la gente hable
sin parar, las fiestas de los pueblos, me gusta que las señoras salgan a barrer,
que te pregunten “de quien eres” y sobretodo, ir a casa de mis abuelos. No se puede explicar la sensación que tengo
y cómo me siento cuando he ido, no sé hacerlo.
Despertar allí, abrir los ojos y ver sus paredes
antiguas, entre todas las cosas que mi abuela adoraba más que a su vida misma. El suelo donde mi madre creció,
los recuerdos de mi familia que están intactos en esa casa. Siguen los mismos
muebles de siempre, los mismos cuadros y las mismas cortinas. Son sencillas,
tanto que jamás han pasado de moda. Menos el sofá morado duro de piel que es
pequeñísimo e incomodísimo y tiraría a la basura nada más llegar, lo demás es
completamente perfecto tal y como está.
Desayunar en su cocina con la ventana
chiquitita abierta que deja entrar la misma luz que si fuera un gran ventanal, con
todos esos vasos de cristal irrompible, cazos aboñados y platos pequeñitos auténticos
de elaborada decoración que tienen más años que yo. Pisar descalza el patio,
regar las macetas y mojar el terrao.
Quiero volver.
Ahora “solo” falta llegar. Organizar un viaje
de 1.000km. con dos niñas que a los 20 minutos de coche ya piden bajar. Nunca
hemos rebasado el perímetro de hora y media de viaje desde que tenemos a
nuestras gremblins de la carretera. Nunca. No nos hemos atrevido. De manera que
este viaje es un reto para todos.
Valoremos la opción de “transporte publico + coche de alquiler”,
pero analizada bien, ha sido descartada. Nos vamos en coche, a nuestro ritmo.
También hemos hablado de la opción “ruta” y parar en algún punto a medio
camino, pero finalmente tampoco nos ha cautivado el plan.
Creo que la única forma es conducir de noche
mientras ellas duermen. Salir a primera hora de la tarde-noche, sobre las 20:00
horas más o menos, e ir parando por supuesto. Después de cenar, sobre las 11
caerán dormidas y es donde nosotros podemos hacer kilómetros. No vamos a poder
hacerlo del tirón, soy consciente. No estamos acostumbrados a conducir tantas
horas de noche, así que la idea será parar en algún hotel donde descansar unas
horillas. Dormir, desayunar, estarnos por allí y en la hora de la siesta,
cuando vuelvan a dormirse, hacer la recta final.
Asumamos desde ya que habrán momentos de agobio
y llantos, vayamos bien cargados de paciencia, ganchitos y porquerías aptas, que
jugaremos al interminable veo-veo, dictados con la mayor, los móviles bien
cargados con juegos y dibujos animados….pero llegaremos y pensaremos “pues
mira, no ha sido para tanto”.
Mientras me auto convenzo y le pongo infinita
fe, pienso: ¿Quién dijo miedo?
Ay!
Uaaau... 8 años sin ir al pueblo. ¡Yo ni me lo imagino! Con lo mucho que me gusta, yo intento ir todo lo que puedo. También es verdad que lo tengo cerquita y eso ayuda, pero aún así son muchos años ^^ ¡Se
ResponderEliminar*guro que tus hijas lo van a pasar en grande y vais a disfrutar de un verano genial!
EliminarTu también eres pueblerino entonces jaja. Ocho años sí, una barbaridad es verdad. No sumo ni uno más! Y estoy segura que irá estupendo. Espero que les guste, con que les guste la mitad de lo que me gusta a mí me doy por satisfecha. Ya contaré que tal la experiencia.
ResponderEliminar¡Gracias Holden!
A mí me encanta mi pueblo y esa sensación que cuantas en casa de los abuelos es algo que no podré volver a sentir pero que recuerdo según te leía como si lo estuviera viendo. Ahora voy al pueblo pero a mi casa y es algo que me encanta. De hecho las vacaciones este año serán allí, tres semanas en agosto.
ResponderEliminarLo de Córdoba es algo que sobrepasa lo natural, el calor que hace allí es el culpable que no vea a mi familia en verano. Si voy es a partir de otoño.
Muchos besos
Añadí el pueblo a la aplicación del móvil sobre el tiempo, comparándola con mi ciudad. El promedio de 5º más no nos lo quita nadie David, en el sur es lo que tenemos.
ResponderEliminarPero casa los abuelos es para mi un lugar tan especial...
Disfruta mucho también tu de ese maravilloso pueblecito tuyo, un besazo!