Final de Guardería, la fiesta







Este año ha sido un año “especial”. Como ya conté, mi guardería cerró (lamentablemente como tantas cierran en este país cuando son tratadas como negocios no rentables) y tuvimos que trasladarnos a la del pueblo. En esta también cambiaron mucho las cosas y parece que los recortes han hecho que las educadoras currasen más de lo que les gustaría y por esa razón básicamente, nos plantaron la fiesta final de curso el último día a las 10 de la mañana porque eso de hacerla por la tarde significaba trabajar más y no les daba la gana. Con un par.

Esta “fiesta de graduación” la hacen realmente bonita, bueno corrijo, la viví realmente bonita el año pasado con la graduación de los de P2 en la otra guardería. Sin contar la fiesta de después, fue como una verdadera graduación de Harvard: les llamaban uno a uno, subían a una especie de pódium, les ponían el típico gorrito de graduación universitaria de cartulina, les hacían entrega de un diploma y se les deseaba mucha suerte para su etapa de colegio, mientras todos aplaudíamos y a los padres se nos cae la lagrimilla de la emoción.

Algo así, es normal que todos los padres queramos asistir y reclamásemos la gran parte cambiasen la ceremonia para la tarde, donde aun sabiendo que “nunca llueve a gusto de todos”, existen más opciones que “llueva menos” a las 6 de la tarde que a las 10 de la mañana, porque una cosa es salir un par de horas antes y otra es perder la mañana entera sobre todo para quienes trabajan fuera.  Pero debieron pensar, si no puedes venir porque trabajas y tampoco puedes pedirte fiesta, pues nada, que tu hijo se gradué solo que tampoco pasa nada. ¿verdad?

Y la fiesta no se cambió. Los argumentos diplomáticos fueron tan dignos como ellas, así que se mantuvieron en que era lo mejor para los niños. Yo por suerte, tengo unos jefes permisivos que me dejaron tomarme la mañana libre para poder asistir  pero me dio pena por lo que no pudieron venir. Ara bien, no tuvo nada que ver a la del año pasado en mi otra guardería donde le pusimos todos ganas y se hizo con bastante más cariño.

Si es que lo que mal empieza…..

Eran las 6 de la mañana cuando nos despertaron los truenos. Mal, empezamos mal el día...me sorprendieron completamente porque yo no soy de mirar nunca el tiempo, siempre confío hará bueno. Pero no me lo podía creer…..se lió un tormentón de esos que parece se va a acabar el mundo. Tormenta eléctrica para ser exactos, leí luego. Pero optimista siempre, pensé…..esto o mengua o anulan la fiesta, porque en esta mini guardería no hay espacio dentro, y fuera es imposible….así que alguna alternativa habrá. (Esto en nuestra guardería cerrada no hubiera pasado porque tiene un hall enorme donde hubiéramos cabido, pero claro....está cerrada, tenía que decirlo).

Vaya que sí, nunca llueve a gusto de todos….y es que todas las maldiciones de esos padres que no pudieron asistir cayeron sobre la llar. Llegamos a las 10 de la mañana medio confiados en que aguantase el temporal que llevaba un par de horitas más tranquilo y puntual como oportuno, justo a esa hora vuelven los truenos y la fuerte lluvia.  Ahí me dieron ganas de llorar a mí. Ver a los pequeñajos tan arregladitos, tan colocaditos, contentos de vernos, preparados para su función y que rompiera a llover con esas ganas, me dio una pena…..

Como en esas películas donde el temporal de viento y lluvia echa abajo un bodorrio, llegó esa mañana una tormenta eléctrica encima de nuestras cabezas donde un decorado infantil pasado por agua y unos pequeñajos de 3 años listos para hacer su función, eran recogidos para dentro antes de quedar todos empapados.  Qué lástima….mis hormonas y yo conseguimos controlarnos para no llorar y hacer el ridículo.

Ante esa tormenta y visto que los planes siguieron adelante, nos metieron a todos en el aula más grande que hay, pero pequeña para tanta gente y allí se tuvo que celebrar deprisa y corriendo el evento. Los niños sentados en el suelo, en el centro los gorritos y los padres al fondo, bien apretaditos, con aquel bochornazo, aguantando paraguas con una mano y con la otra la cámara o el móvil para inmortalizar el momento, vigilando no hacer daño a nadie mientras buscas la posición correcta que te permita ver mejor a tu churumbel…..divertidísimo vamos….pero mira, por lo menos no nos mojábamos.

Empieza la ceremonia y llaman al primer niño para hacerle entrega de su birrete (para ser más exactos se llama así). Entonces, con la precisión con la que solo un mal de ojo puede tener, patapam,  se va la luz y nos quedamos a oscuras.

¡¡¡¿¿Qué mes pot passar??!!!- chilló la coordinadora- pues mira, mejor no llames (mas) al mal  tiempo que todavía se me ocurren más desastres.

Y nada, a por faena. Fueron levantándose todos por orden alfabético al que eran llamados, y  como por “arte de magia” justo cuando el último gorro al último niño fue entregado, wuala, volvió la luz.  Ahí ya nadie pudo reprimirse los comentarios y todos nos mirábamos llegando a la misma conclusión: “Dios castiga y no a voces”.

Justo cuando volvió la luz, dejó de llover. Salimos fuera al patio y se hicieron entrega de esos detalles típicos y casi obligados que se ha tomado por costumbre hacer a las profesoras cuando acaba el curso. Participé, sin ganas pero aun así participé. Tengo que agradecer que por primera vez en todo el año (y seguramente por todo lo último ocurrido) hubo en las mesas cosas que C pudo comer, en este caso fruta, y aunque a muchos padres no les gustase porque los bollos son más golosos, mi hija se volvió loca que por una vez en la vida podía disfrutar del pica pica y coger lo que había en las mesas con total tranquilidad, que siempre se lo prohibo por las alergias.

Este gafe con el tiempo no era la primera vez que pasaba, este año por culpa de la lluvia se han anulado varias fiestas, la de navidad por ejemplo, pero lo de la fiesta de fin de curso ya pareció pitorreo absoluto de quien manda ahí arriba o alguna clase de castigo divino de parte de quien sea que maneja estas cosas. Porque no lejos de flipar todos en como los truenos y la lluvia aparecía y desaparecía de la forma más inoportuna, comprobemos también que el cielo se abría dejando paso al sol justo a las 13:00 horas, cuando oficialmente se acababa la fiesta.

Curioso, verdad ¿?

Personalmente, castigo o no, estoy segura que no van a volver a hacer la fiesta de fin de curso a las 10 de la mañana…….y sino, ya lo veréis.

En resumidas cuentas, muchos padres con cara de pocos amigos, entre rayos y truenos,  sudores pegajoso y bochornoso, un poco de humor obligado y caras de circunstancia, uno a uno fueron levantándose y su educadora correspondiente le fue colocando su gorrito. Apretaditos, sudorosos y a oscuras sí,  pero nada ni nadie te quita la emoción del momento en que tu hija es llamada y allí de pie, te mira con cara orgullosa escondiendo la lengua de la vergüenza mientras todos la aplauden….la miro y me siento la mujer más afortunada del mundo por tenerla, la veo tan bonita que parece mentira sea hija mía, que grande está ya, es increíble estemos hablando del “cole dels grans”.  ¿Como no voy a emocionarme?



 
"Este curso has formado parte de la clase de las ardillas. Has compartido con ellos espacios, lloros y alegrías, conocimientos y aprendizajes que formaran parte de tus vivencias y que se irán ampliando curso tras curso. Nos has mostrado tu carácter cariñoso y las ganas de participar y compartir lo que habías echo el fin de semana con el resto del grupo....estabas contenta cuando jugabas en el rincón de la cocinita i con las muñecas compartiéndolo con tus colegas...Te han gustado las actividades y has participado dejando ir la creatividad y la imaginación.
Carla, que tengas mucha suerte en la nueva etapa que comienzas......" 
"Las amistades están echas de trocitos" (El pequeño príncipe)


He llorado como una tonta.


En septiembre empezamos.




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