Segundo parto
Cuando ya todo pasó, empieza
tu run-run mental. ¿Qué salió mal? ¿Qué hice mal? ¿Debí caminar más? ¿No
ponerme epidural? ¿Pude evitarlo? ¿Me engordé demasiado? ¿Tuve diabetes
gestacional y no lo supe? Dudas y preguntas sin respuesta que te haces inevitablemente.
Mucho miedo y respeto,
puede que hasta el respeto que jamás le tuve cuando confiaba en que todo
saldría bien porque así tenía que ser. Pero había decidido que quería darle una
hermanita a Carla, así que sin miedo, era hora de resolver dudas. Había que
volver a parir y enfrentarme a ello.
Hice saber a mi
ginecólogo (cambié radicalmente de escenario) mi experiencia y pobre, me ayudó
psicológicamente muchísimo a relajarme, a entenderlo. Todo el embarazo lo pasé vigilando
mucho los quilos que cogía, para no tener otro bebe tan grande. Por lo menos
intentarlo, entrar dentro de la normalidad. Las pruebas del azúcar me las
repitieron cada trimestre, tocaba por protocolo. Por edad, al ser mayor de 35,
y por bebe macrosómico, mayor a 4 kg. Todos los resultados dieron negativos y
mi peso durante todo el embarazo fue solo un aumento de 15 kilos (a diferencia
de los 24 kg. con Carla). Los resultados eran buenos y ello me enfundé esperanzas
de que esta vez pudiera tener un parto normal. Lo único que estaba en mi mano
era esto, controlar el peso por si fue esa la razón.
Pero llegamos a la semana
33 y todo volvió a desmarcharse. Mi peso era el normal pero la niña empezaba a
tener las medidas de más semanas. Con otra niña grande, era arriesgado practicar
un parto normal habiendo tenido una hemorragia uterina. Ese era el concepto
base que mi ginecólogo me hizo comprender. Si tu bebe es de un tamaño “standard”,
lo haremos sin problemas, esperar las 40 semanas y ponernos de parto, claro que
sí. Porque no es lo mismo parir una bebita de 2,800kg. que una de 4,200kg. Pero
si vuelves a hacer un bebe grande y hacemos todo el trabajo de parto…son ganas
de repetir la misma experiencia y vamos condenados al fracaso. Lo podemos
intentar, pero no lo recomiendo con tu historial.
Me vine abajo y lloré
mucho.
Tenía miedo a vivir lo
mismo. No me asustaba el parto, me asustaba la cesárea pero más pánico me daba
la hemorragia. Pasaron las semanas y al final, viendo como Judit crecía, accedí
y opte por programarla. Fui haciéndome a la idea poco a poco de que era la
mejor opción para las dos, aunque me doliera en el alma ni tan siquiera poder
intentarlo. Estaba convencidísima que esta vez podría. Caminaba a diario, había
engordado poco, no tenía azúcar……pero hago bebes grandes y la primera
hemorragia nos limitaba. Él doctor siempre me dejó libertad para elegir, jamás
intento convencerme de nada, intentaba solo que la lógica y su experiencia me
ayudara a decidirme y a tenerlo claro.
Finalmente eso hicimos.
Programar cesárea. Y recuerdo llorar emocionada la noche anterior. No es lo
mismo esperar (casi desesperar) ponerte de parto que saber que al día siguiente
vas a tener a tu hija. Es una sensación rarísima. No por ello tenía menos miedo
eh, iba cagada jajajaja
·
¿Se puede producir otra hemorragia? Le pregunté
al ginecólogo.
·
Poder, puede. Pero es mucho menos improbable.
Al no hacer trabajar a tu útero, no pasaras horas de contracciones y no acabara
tan cansado como con tu primera hija. Eso facilitara su contraiga y no tiene
por qué haber hemorragia entonces.
Y así fue. Solo tuve que
combatir a mis malditos nervios. Ya avisé que estaba muy nerviosa y que a la
que pudieran, me chutaran todo lo que fuera posible, que si mis pulsaciones se
aceleraban, no me dejaran despierta.
Una cesárea para alguien
tan aprensiva como yo, que no puedo ni ver las series estas de hospitales, es
un momento malo. Eso de que te rajen……lo llevé fatal, pero también quiero decir
que fue la mejor opción y que mi ginecólogo acertó.
Me programaron la cesárea
el 01 de octubre, Judit tenía 38 semanas y nació entonces con 4,110kg. Si
espero a ponerme de parto de forma natural, 2 semanas más (o incluso 4) ¿Cuánto
hubiera pesado mi pequeña “bestia”? ¿Hubiera podido nacer de forma natural?
Según el doctor, NO, era bastante difícil. Además eres bastante “estrecha”
(odio esa palabra, jajajajajaja) así que tengo que asimilar que hago bebes que
no puedo parir. Duro eh……
Las cesáreas se han
convertido en el demonio dentro del círculo de la maternidad. Son el mal. He
leído artículos muy crueles con este asunto, y realmente dan ganas de denunciar
a esas personas que hacen esas publicaciones. ¿No se dan cuenta que una cesárea
te salva la vida? Y para aquellas madres que lo eligen porque no quieren parir,
¿quiénes sois el resto para tacharlas de malas madres? ¿Conocéis su historia,
por qué así lo ha decidido? ¿De dónde viene ese miedo? ¿Os pensáis es fácil
llevar una cesárea? No tenéis ni idea…
Una cesárea tiene una
recuperación muy dura, de semanas en mi caso para la segunda pero muchos meses
la primera. Hasta casi el año no me recupere de la primera en realidad. Los
días de post-parto ya son duros por si solos: el cansancio, la subida del
pecho, el cuidado del bebe, los puntos…con la cesárea además estas rajada por
la mitad, literalmente. Así que tampoco es fácil para nosotras. Nos merecemos el mismo respeto que las
demás parturientas.
El proceso aunque lo
recuerdo lento, fue rápido. Te preparan para un operación, que es lo que és, y
aunque todos son muy simpáticos y agradables, tu tienes al monstruo dentro
devorándote. Recuerdo que hacía el gran esfuerzo por no llorar, siempre he sido
muy llorona y a mi edad eso queda muy mal, tenía que ser fuerte. En quirófano
lo mismo, todos muy simpáticos, las chicas muy agradables y tú ahí tumbada
cagaíta de miedo. Con la anestesia empiezas a quedarte medio atontá, no llegan
a dormirte del todo hasta que no sacan al bebe, luego sí me durmieron. Para
cuando me la enseñaron, yo estaba taaaaan drogada que apenas lo recuerdo. Sé
que me dijeron algo así como “mira que niña más bonita” y yo la llame “Carla”
en lugar de Judit que es su nombre…me emociono recordándolo porque fue como un
sueño, como cuando estas borracha y no sabes exactamente como ocurrió pero
ocurrió, y ahora que la conozco me da pena no haberla tenido conmigo nada más
nacer, pero bueno, estuvo con su padre dos horitas enteras haciendo el pell a
pell y él también pudo vivir un nacimiento diferente al primero con esos
momentos que son únicos para cualquier padre. (Hay hospitales hoy en día que
dejan entrar al padre a quirófano y hacer pell a pell con la madre aún con
cesárea, imagino que cuando consigues estar despierta, tranquila y consciente,
aunque esto último lo leí y no estoy segura. En cualquier caso, felicito esta
gran iniciativa)
Lo siguiente, fue
despertar en la sala de post-operatorio y esperar a que las piernas
despertaran. Tardaron un poquito. Pero estaba tranquila, limpia, no hubo hemorragia
gracias a Dios. Me subieron a planta, entré en la habitación y al ratito
me traían a mi pequeña. Toni lloraba y
yo también. ¡¡¡Era tan preciosa!!!! Tranquilita, dormilona, una bebe
maravillosa. Ya había pasado todo, ya está. Ya estábamos separadas y juntas.
Así han sido mis partos, y por tener a mi segunda hija, lo volvería a hacer de idéntica forma. Todo todo
todo todo, absolutamente todo, ha valido la pena.
Si me has leído hasta
aquí, felicidades (me quedó largo)…¡y gracias! Y si vas a ser mama pronto, muchísima suerte, un único
consejo: ponte en manos de quien te de mucha confianza, es un momento muy
importante para una mujer.
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