Vacaciones 2015
Era la primera vez que en
verano acampábamos solos en agosto. Mi amiga S que es con quien hemos
compartido vacaciones los últimos años, estrenaba una segunda maternidad
delicada y no nos acompañaba. Cuando fuimos a reservar las vacaciones, no
quedaban muchas parcelas libres y de las cuatro que había disponibles,
escogimos una casi pegada al parque infantil. Me pareció buena idea porque así
tendríamos a nuestra saltamontes cerca y más entretenida. Acertamos.
Carla es una nena
bastante tímida que un año atrás, tenía muchísima vergüenza cuando había que
relacionarse con otros peques. Y en grupo más. Pero este año ha aprendido a
romper el hielo, a sociabilizarse, ha hecho amiguitos jugando al escondite
hasta con los francesitos. Justo los últimos días en el camping, llegó a la
parcela de al lado una nena de su edad con la que además encajó bastante bien.
Puede que el año que viene coincidamos si repetimos en el mismo lugar.
Los vecinos en los
campings, con sus peculiaridades, por poco tiempo que estén a tu lado, por poco
o incluso nada que te relaciones, tienen la capacidad de hacerse con un pequeño
lugar en tu memoria. Los recuerdas siempre, a veces congenias más, otras no
congenias nada y por eso también los recuerdas. Este año hemos tenido en la
parcela de al lado a tres distintos. Los primeros una parejita súper joven de
Navarra, encantadores, muy majos. A su marcha, se instalaron dos chicas que
iban con su furgo, también de Navarra y solo estuvieron un par de días. Finalmente
la familia de esta niña. Al principio los oyes hablar y te imaginas de donde
són, como són, etc etc…hasta que empiezas a charlar y vas conociéndoles.
Cuando llegas para pasar
dos semanas, te parecen un montón de días libres dispuesta a aprovecharlos al
máximo pero en nada te plantas en la cuenta atrás para recoger y volver a casa.
Pasa lo mismo con el día a día. Te da la sensación que te va a cundir más y
cuando quieres darte cuenta, son las tantas. Pero era lo que necesitábamos.
Descansar.
Personalmente, soy feliz
tirada en la arena, escuchando el mar, tomando el sol, mirando a la gente……felicidad
absoluta. Este año, viajando por primera vez con Judit, a quien le ha fascinado
la playa y sin miedo alguno gateaba mar adentro mientras las olas le salpicaban
en la cara. Así que muchas cabezaditas en la playa no he podido dar, ninguna (un
bebe es lo que tiene), pero han sido tardes maravillosas de playa en familia.
Paz, que es lo que necesitaba.
Un día fuimos a Port
Aventura. Un día de mucho calor y mucho agobio, pero lo pasamos muy bien. Por
mi parte, hacía como 10 años que no iba, así que fue casi como ir por primera
vez. Quien disfrutó fue mi rubia……le gusta una atracción más que a mí una
tumbona, jajaja. Esta vez no era yo quien se subía a las atracciones, pero
mientras hacían cola en la mini estampida yo quemé más adrenalina que todo el
parque junto. ¡Dios santo que nervios pasé! Y Carla, como hija mía que es,
salió corriendo gritando: “¡¡¡¡Unaltre vegadaaaaaa!!!!!” (otra vez) y a la cola
de nuevo. Tenemos que volver ahora que ya no hace tanta calor.
Movida por el montón de
patinadores que en el paseo marítimo nos adelantaban, se interesó por el
patinaje y ha empezado a patinar. Con tres ruedas eso sí, porque le probamos
unos patines de línea y corría serio peligro. Comencemos despacito.
Una noche paseando por la
playa vimos una luna roja ESPECTACULAR. Todos nos quedamos impresionados, es
algo que no se nos olvidara nunca. Fue como ver un “amanecer lunar”. A nuestra
izquierda la vimos asomar por encima de las luces de la ciudad. Toni incluso
dijo que no podía ser la luna aquella media circunferencia que sobresalía del
puerto, pero en unos instantes, una luna llena enorme y roja lucía soberbia
sobre el mar. Una preciosidad. Lástima no tener una de esas cámaras
profesionales porque lo que mi móvil capto no merece la pena publicarlo por la
injusticia que le hace.
Y poco más, después de un
julio “intenso” como ayer explicaba a modo de confesión, llegaron las vacaciones donde los días pasaron
entre piscina con toboganes, columpios, muñecos mascotas y castillos de arena.
Descansando y disfrutando de la paz y la tranquilidad que nos aporta la brisa
del mar.
Me alegro mucho que lo pasarais genial. Qué bien se está de vacaciones, jejejeje.
ResponderEliminarA esperar al año que viene, yo también he vuelto a este mundo blogueril.
Besitos.