Mona de Pascua, Sin huevo

Este año, con este mismo título, podría contar experiencias bien diferentes  que han ocurrido en relación al pastelito típico del lunes santo. Ninguna las voy a olvidar.  

La Mona de Pascua es un pastel que los padrinos regalan a sus ahijados para comer el lunes de Resurrección, donde toda la familia (y/o amigos) se reúnen para así celebrarlo, normalmente en el campo, con tu barbacoa, tus calçots…… y tu mona. 

También en el cole se celebra, saliendo al bosque el último día antes de vacaciones a comer la mona que antes han preparado, y este año no se ha convertido en un momento de exclusión de la alérgica como ocurrió el año pasado en la guardería que me vinieron con estupideces varias, sino que se convirtió en un taller especial donde todos los niños participaron para hacer juntos una mona sin huevo.  ¿Cómo? Viniendo la mama de Carla, ósea yo, a explicarlo. 

Para la ocasión, Carla y yo pintamos una mona con sus plumitas en el centro de una cartulina, y enganchamos alrededor los ingredientes típicos de un bizcocho de yogur, TACHANDO EN GRANDE LOS HUEVOS, que se substituye por leche. No tiene más misterio.

Llegué con bastantes nervios, lo confieso, quería que quedara bien, que no se aburrieran y que mi niña se sintiera orgullosa de su madre. Preparé los utensilios, saqué los ingredientes y disfrutamos hora y media del taller “Preparem la mona, sense ou”  

Primero Carla tuvo su protagonismo y juntas hablamos brevemente de su alergia y con la cartulina que pintó, enseñamos cómo haríamos para hacer una mona bien rica PARA TODOS. Sentados todos en rollana en el suelo, fueron saliendo de dos en dos para ir echando las medidas de yogur en el bol y mezclando ingredientes poco a poco. Hicimos dos monas, una para cada clase de P3. Pensé que podrían aburrirse, pero me sorprendió como todos quisieron participar sin perder las ganas ni el entusiasmo en todo momento. Para acabar, todos probaron la masa, chupándose los dedos y sorprendiéndose de lo rica que estaba cruda, jajaja. Fue divertido, me encantó participar, que monos son tanto crío junto (para un ratito) y mi niña iba de lo más contenta y satisfecha: “mama has vingut a fer un pastis sense ou!!!” (mama has venido a hacer un pastel sin huevo!!!). Estaba que se salía y yo más de verla a ella así.  

Son increíbles los niños, están todos muy concienciados. Lo cierto es que este año nos tocó una profe muy maja que, después del susto que tuvimos a principio de curso, se ha concienciado ella (y ha concienciado a todos los demás) de la importancia de no utilizar un huevo bajo ningún concepto donde hay una alérgica.  

Sé que no puedo, ni debo, cambiar el mundo por su alergia, que hemos de enseñarle lo que puede y no puede comer, a no comer nada que no le demos nosotros mientras tanto, a preguntar primero, a no tocar tampoco. Lo curioso y se da el caso en todos, es que aunque sean niños rebeldes y desobedientes como es la mía, en este asunto, los niños alérgicos son tremendamente responsables. Es cuestión de supervivencia. Ese es mi deber y mi lucha, que sea completamente responsable en este asunto.  

Pero tiene 4 años y también les encanta sentirse uno más en fiestas y demás actividades, comiendo lo mismo que el resto. Si se puede hacer lo mismo pero sin ese alérgeno, como es el caso de un bizcocho ¿por qué no hacerlo? ¿Qué problema hay? Es lo que yo el año pasado no entendí. Por suerte este año ha sido bien diferente.