Niños que se escapan
El otro día leía lo siguiente:
Luego la noticia corrió por distintos medios.
En Facebook también fue compartida y leí un montón de comentarios relacionados
con denunciar al centro, otra madre decía que ella les cambiaria de colegio sin
dudar, que era algo completamente inadmisible, incomprensible, no se podía
quedar así el asunto, etc etc.
Yo no digo que no tengan razón, evidentemente ES
MUY GRAVE y algo se hizo mal para que dos niños de 5 años de edad que con
suerte llegan a un metro de altura, se vayan del colegio solos sin que nadie ni
nada se lo impida. A mí me pasa algo así y me da algo, no sé qué le hago a mis
hijas si le diera a alguna por escaparse…..pero esto me recordó una cosa…..que
con menos de 3 años, la que se escapó de casa, fui yo.
Sí, sí.
Entonces claro, ¿Ahora qué hacemos? me quedé
mirando esas opiniones fijamente y pensé que por esa regla de tres, lo mismo
los servicios sociales tendrían que haber venido a quitarles la custodia a mi
madre porque ¡¡¡ME ESCAPE DE MI PROPIA CASA!!!
La historia es que yo no iba a la guardería, mi
madre trabajaba en casa con una máquina de remallar, y cuidaba de nosotros. Era
el día de “la tortilla”, Dijous Gras/Llarder (en castellano Jueves Lardero).
Actualmente en el cole de Carla no lo celebran, cosa que ignoro las razones pero
me viene estupendamente por su alergia, pero en mi colegio, nos íbamos al bosque a
comer un bocadillo de tortilla. Y eso fue lo que pasó, que mi madre y yo, nos
asomemos a ver pasar a mis hermanos como iban de excursión con sus compañeros.
Cuenta que estuvimos saludándoles y diciendo adiós a todos los nenes.
Pues nada, yo que siempre he sido una
callejera, y a los hechos me remito, mi madre cuenta que se puso a tender y entonces abrí la
puerta y me fui. Cuando mi madre recuerda el momento, ahora nos reímos, pero
imagínate cómo lo vivió. Buscar y no encontrar a tu hija por casa y darte
cuenta de que no está, debe ser para que te dé un puto infarto (y perdón por
los tacos).
Llamó a la policía, movilizó al vecindario y tó
quisqui salió en mi busca. No fue mucho tiempo el que pasé desaparecida, y me
encontraron “en los lavaderos”. Ya cuadraba todo: había girado calle abajo, y seguido
el camino de mis hermanos y todos los niños que iban al bosque. Además, mi
madre estaba embarazada de mi hermana de 8 meses…..que estos sustos ya son
gordos por si solos como encima para encontrarte de alguna manera especial.
Yo no recuerdo nada de nada. De tanto oír la
historia supongo que me he creado mi película de ello, y me imagino la situación
ya que al día de hoy, todavía existe el antiguo piso donde vivíamos y esos
lavaderos. No fue mucha la distancia recorrida si lo piensas como adulto, pero
es mucha muchísima, la suficiente como para que algo me hubiera podido pasar
teniendo en cuenta que crucé dos calles sola y tenía exactamente 2 años y 5
meses. Para lo pequeña que era, ¡llegué
demasiado lejos diría yo!
El otro día llego a casa de mi madre y me
encuentro que no puedo entrar. Había echado el pestillo por dentro. ¿Qué había
pasado? Que Judit había abierto la puerta y se la había encontrado en el
rellano de la escalera. ¿A quién habrá salido esta niña? Judit tiene ese pronto
mío. Ve la puerta abierta y hay que tener mil ojos porque vuela a la calle. Es
que no mira pa’tras para nada. Le da igual si le sigues o si no le sigues, ella corre y corre libre como un pajarillo. Ahora llega a abrirla y es un peligro.
A lo que voy. No es lo mismo una niña de 2 años que una de 5. Las dos son pequeñas pero el conocimiento de Carla no lo
tiene Judit. Ni para ir por la calle sola, ni para saber que no pueden irse
solos del colegio o de casa o de donde sea. Carla tiene 5 años, ella sabe lo
que puede hacer y lo que no. Eso no quiere decir que no se le vaya a cruzar un
cable un día y sea capaz de hacerlo, pero de entrada, SABE que no lo puede
hacer. Judit no ha llegado ahí todavía, es un
bebe.
Por eso me parece que esos comentarios de
denunciar al cole, etc etc son un poco debidos al calentón del momento y el
miedo que provoca pensar que podrían haber sido tus hijos los fugitivos. Claro
que estas cosas no deberían pasar y no
podemos permitir que pasen, hay que tomar todas las medidas necesarias para
evitarlo: más vigilancia si hace falta, puertas cerradas si cal…pero puede
ocurrir un despiste, un cúmulo de acontecimientos que facilite ocurra porque a
según qué edades, si un niño quiere escaparse, se escapa. Tardaras más o menos en darte cuenta que te
falta uno, pero hasta entonces, ya se ha ido.
Por suerte no ha habido que lamentar nada grave
de estos dos aventureros y no excuso al colegio o a la persona responsable de
este error, seguro que se aprenderá de ello y ojala que jamás vuelva a ocurrir
en ningún colegio, pero también considero que en aquellos comentarios se castigaba
brutalmente a esta parte olvidando que los niños a esta edad ya son relativamente
conscientes de lo que hacen. Puede que no lo sean del todo al 100%, que por
edad e inocencia no vean ni el peligro ni nada malo en su intención, que no era
más que “ir a casa a jugar”, pero tratarlos como si fueran bebes o como si con
ellos no fuera la cosa, tampoco.
En fin, me alegro que finalmente este incidente
quedara en un susto. Mal nos sepa, no son los primeros niños que se escapan ni
tampoco serán los últimos, imagino los hay más propensos a estas cosas que
otros. A mí Carla jamás ha abierto la puerta de la calle ni ha hecho la más
mínima intención de escapar de ningún sitio. Ara bien, Judit ha heredado mi
instinto de fuga. Es que me la imagino corriendo calle abajo, como hice yo hace
treintaypico de años, sola, sin conocimiento alguno cruzando calles y dios mio...se me disparan
las pulsaciones.
¡Qué rébicha era de pequeña! Mil ojos son
pocos.
A mí, la noticia en sí, me causa ternura. Me imagino lo bien que se lo estaba pasando la parejita mientras creían que actuaban como adultos hechos y derechos. Pero bueno, como ni soy padre ni nada, igual resulta que no tengo desarrolladas las capacidades de entender esta noticia como algunos creen que se merece.
ResponderEliminarPor mi parte, yo también me escapé. Claro que mi padre se dió cuenta y me siguió a la distancia para ver a dónde marchaba. Yo tenía 4 años y tan sólo andaba por la calle con mi caja de gusanos de seda. Al llegar a un cruce, me senté en el bordillo a jugar con mis gusanos y cuando mi padre se hartó de ver que no pensaba moverme de allí, vino a preguntarme que a dónde iba. A saber XD
Jaja, a saber, pero muy bien por ese Holden-pequeñito que de la esquina no pasaste (opinión de madre).
ResponderEliminarNo digo que no, una vez pasado el susto y recuperada del ataque cardíaco, tiene su punto de ternura e imagino que la emoción de los chicos fue digna de una de las mayores aventuras que habrán vivido. Es cierto que ahora están “sobreprotegidos” pero es que los tiempos no son los mismos, han cambiado demasiadas cosas en cuestión de 30 años, y en mi caso mira, es todo muy pueblil (que también pasan cosas), pero estos de la noticia que se cuelan en el metro de plaza Catalunya en Barcelona….que miedo. Lo cierto es que vivir en libertad es el instinto de todos a cualquier edad y en cualquier lugar.
Gracias por comentar, un saludo!