47
Hoy es mi cumpleaños, y me gusta esta ilustración porque doy la bienvenida a mi año 47 así, en esta posición.
Le digo adiós a mi año 46, un año que ha destacado sobre todo, por ser de crecimiento profesional. Gracias a aceptar una propuesta, he ampliado conocimientos y aprendido muchísimo. No era tan sumamente consciente de la falta que me estaba haciendo refrescar y actualizar la base de datos. Estoy muy agradecida por la oportunidad, ya que, si no hubiera sido así, no sabría lo que hoy sé e inclusive, mantendría la ignorancia (en algunos casos) de creer saber aspectos ignorados.
Pensándolo bien, no sé si conspiran las estrellas pero los cambios laborales han sido la tónica en casa, como característica general. Para Toni también fue y está siéndolo año de cambios y nuevos aprendizajes. Ambos sabemos que esta corriente va a continuar. Dios sabrá donde nos lleve.
Que “los cambios son para mejor”, no estoy segura sea del todo cierto. ¿Todos? Puede que no, depende mucho de lo que dejas atrás. No es consuelo esta frase tan publicitada, pero tampoco es de certeza absoluta. Los cambios a veces conllevan nostalgias pesadas de obligada aceptación, pero lo que sí es verdad, es que los cambios son necesarios, obligatorios, son inevitables, son retos y oportunidades, son aprendizajes y son la herramienta para evolucionar y desarrollar capacidades.
Bienvenidos sean como sean. A los que se van y los que llegan.
Cambios hacemos todos y lo primordial a ellos es mantener una buena actitud. Y es lo que intento. Después del asombro o del susto, de la tensión, de los nervios, de la emoción y de las impresiones iniciales que los cambios provocan, la buena actitud será el super poder que determine los resultados y la calidad de tu vida. De eso no me cabe duda. Es fácil decirlo, fácil escribirlo y a veces, no tan fácil desarrollarlo. Si las cosas siguen por el este camino, sospecho que los cuarenta y siete vendrán cargados.
Sí, en este agujero de gusano en el que hemos entrado esta última “vuelta al sol” que he transitado, ha habido bastantes cambios generalizados. Reflexionando sobre ellos, veo que todas estas nuevas situaciones que llegan, te cambian por completo. Las acepto con gran confianza, para vivirlas, agradecerlas y sobre todo sabiendo que, aunque de entrada algunas puedan no gustar, todas son buenas porque TODAS ME ENSEÑAN.
Hay etapas en las que parece que nada pasa y otras en las que, sin mucho temblor, todo se mueve de sitio. De modo que en eso dedico últimamente mi energía, en mantener bien alto el positivismo.
A saber qué vendrá en los cuarenta y siete, solo pido
y deseo que lo que sea, SUME.
Y SUME BIEN.
Así que ¡muchas felicidades!, celebra la vida y déjate de gilipolleces. Disfrútala mientras puedas porque cada vez queda menos. Lo que importa es que cuando se acabe este viaje, lo hagas con la mochila llena de plenitud, de calma y de muchas risas. Es tiempo de experiencia aplicada y de disfrute de la seguridad que los años dejan.
Esta es la felicitación para mí.
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