Funcionarias de la Educación



De los creadores de “hombres que no amaban a las mujeres”, nace “profesoras que no aman a los niños”. Existen. Y si no son la mayoría, déjenme decirles que son la gran parte. Vamos a llamarlas por su nombre, y dejar de mitificarlas como seres especiales porque en realidad son funcionarias de la educación que realmente aman su posición. ¿Son todas? Pues claro que no, pero sí son la mayoría. Cuando tengo a la mayor haciendo su último curso y la pequeña va por tercero, considero que dispongo de material suficiente para tal afirmación. Porque no creo haber tenido tanta mala suerte ¿o sí?  Además, es una opinión muy compartida. Y que conste no tengo  nada en contra de los funcionarios, si pudiera, yo también lo sería. 

Y no será porque no me guste a mi creer en ellas, que soy la primera alma cándida que las ve como personas mejores que la media, como seres de luz con misión vocacional, llenas de amor y paciencia por enseñar y educar con los mejores recursos y voluntad. Yo lo creo creía. Incluso algún año me he enemistado con alguna madre que otra por encargarme de sus pertinentes típicos regalos de final de curso, en un acto de agradecimiento profundo (y valiente), dicho sea de paso, porque este tema es digno de grandes controversias entre madres del cole. He romantizado en exceso esta profesión, y he sido muy muy ingenua.   

Pero aquí dejo escrito, a modo desahogo, que esto no va a volver a ocurrir jamás, que he aprendido la lección, ¡y de qué manera! No soy muy avispada que digamos, mí me cuesta ver las cosas, soy más dura que un martillo, (por no decir gilipollas) y por eso la vida se encarga de cagarse encima para que así sienta la mierda caer y me entere de una puñetera vez por todas de lo que no he querido ver. Verás que así aprendes. Ya que no funciono de otra manera, vayamos con todo. Así es como yo entiendo las cosas. OSTIÓN VA. Todavía me estoy buscando las muelas. 

Mira que no lo tenía fácil tampoco, ya que he topado con grandes imbéciles en estos años, pero puede que haya conocido quien se lleve el primer premio a la más *Ct&Bñf%Npt-as#  de todas. Se ha pasado su máximo lema por el forro y lanzado afilados cuchillos con una sonrisita más ridícula que su peinado. Como tienes tan poco corazón como para escribir lo que has escrito y para tratar como la has tratado.   

Santos cojones. ¿Quién les enseña educación, ética profesional y moral a los profesores?


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