Chernobyl



Estas vacaciones de navidad pasadas, hemos hecho algo más, aparte de preparar una excelente velada de Nochebuena. 

Lo primero de todo y más importante ha sido, como viene siendo costumbre navideña en mi familia, PONERNOS MALOS. No hay fiesta que se resista, sea la que sea, no fallamos. Parece que le hemos cogido el gustillo porque van tres años consecutivos. El primer año que ocurre piensas, “que mala suerte”. El segundo año dices, “ya es mala pata” pero al que hace tres lo ves claro, “esto es un vicio”.  Conclusión: el cuerpo es sabio y cuando para, cae. Hay una parte de nuestro cerebro que se llama “aquí mando yo” que no te consiente el gusto de enfermar cuando tienes ciertas responsabilidades donde no te permites fallar. Pero cuando da la orden de “ahora puedes porque tienes vacaciones”, no tarda ni un segundo en responder. Y es así como la semanita en que todos coincidíamos y yo tenía algunas excursiones preparadas, Toni agarro una sinusitis monumental que le tuvo 6 de 7 días con fiebre.

Entonces vimos la serie Chernobyl. Del tirón.

Por supuesto, apartando a las niñas que jugaban en su cuarto, nos bebimos sin respirar esta miniserie de cinco capítulos que cuenta magistralmente el accidente ocurrido el 26 de abril de 1986 en la Central Nuclear de Chernobyl (Ucrania, Unión Soviética).

Más que una serie, diría es un increíble documental de la peor catástrofe nuclear vivida en este planeta que te deja aterrorizada. Contemplar la espeluznante historia de esta tragedia te deja exhausta. Personalmente no conocía tantos detalles, tampoco nunca me había preguntado cómo ni por qué. Conocer cómo sucedió y de qué manera lo gestionaron da muchísima pena al mismo tiempo que un terrible pavor.

La ambientación es espectacular. Todo. La central nuclear, los personajes reales, los colores utilizados así como la música que te acompaña en tu estado de completo nerviosismo. Casi puedes sentir la radiación. La fotografía es excelente, incluso el carácter de la sociedad es reflejado de forma impecable. Te transmite la realidad de lo ocurrido tan intensamente que es tremenda la angustia que sientes, hay momentos sumamente duros en los que es para mí imposible mantener la vista.

Una maravilla de trabajo cinematográfico en todos los niveles, sobre la inmensa desgracia real sufrida, tanto humana como ambiental. Sabiendo que prácticamente todo lo ocurrido en la serie es veraz, la tensión va aumentando minuto a minuto. La serie es impactante, te estremece extraordinariamente. La tragedia es tan y tan inmensa que cuando acabas, te deja sin palabras.

Chernobyl es obligatorio verla, de verdad. He hablado con amigas que no quieren hacerlo y otras se han puesto a ello pero la han dejado en el segundo capítulo. Pues opino que todos deberíamos conocer la historia. Es cierto que cuando acabas de verla sientes miedo. Muchísimo miedo de ver lo destructores que somos. Parece ser que no somos lo suficientemente conscientes de todo el mal que hacemos.  Y no es que quiera vivir con miedo, estoy de acuerdo que así no se puede vivir, pero es imprescindible sentir miedo para que reaccionemos. Porque no es que estemos destruyendo el planeta (que también), es que estamos destruyendo la humanidad. El planeta seguirá, somos nosotros quienes no estaremos.


Antes de ayer hubo una explosión petroquímica en Tarragona y cuando vi las primeras imágenes en Twitter, sin entender cómo de grave era lo que estaba sucediendo, me cague viva. Pensé que algo gordo nos había tocado esta vez a nosotros y que nos íbamos a la mierda.

Chernobyl, se ha convertido en la mejor serie que he visto nunca. Una desgraciada obra maestra.

“El peligro es oír tantas mentiras que ya no distingamos la verdad” Para pensar.



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