Metallica en Barcelona



Toni y yo somos opuestos en prácticamente todo, de pocas cosas en la vida estoy tan segura como de ésta, así que tampoco coincidimos en cuanto a la música que nos gusta escuchar.

Aun así, sin tener afinidad musical y sin entrar en radicalismos, véase sus muertos vivientes berreando (Cannibal corpse) contra mi pop pachanguero (Estopa), es más fácil que yo pueda escuchar algo de “lo suyo” que él algo “de lo mío”. Soy más permisiva así en general, además que Metallica, ES METALLICA.

Compró las entradas en cuanto salieron y estuvieron colgadas en la nevera desde ese día. Yo evidentemente nunca he ido a un concierto de Metallica, eso no es raro, pero es que Toni, unas veces por una cosa y otras por otra, tampoco. Eso sí lo convertía en el acontecimiento más esperado del año para él.

Para mí no tanto. Para mí, por momentos, tenía mis serias dudas de si sería capaz de aguantar tantas horas porque a veces en casa cuando pone alguna canción, acabo pidiéndole que la quite. Me agobia tanto ruido, son las cosas de la edad qué le vamos a hacer. Un Nothing else matters,  una baladita o canción suave vale, pero otras ya….

El 05 de mayo llegaba el día y poco pasaban de las 17:00h que ya estábamos en pista. ¡En pista! ¡Casi cuatro horas antes! No fuera ser que nos perdiéramos cómo ultimaban preparativos los técnicos montando el escenario. Pero bueno pudimos aparcar súper cerca. 

Llegamos contentos, emocionados, disfrutando del ambientillo tan majo, unas cervecitas, visita al baño, más cervecitas, visita guiada a la cola del baño que por poco dá la vuelta al Estadi Olímpic…y todo amenizado con los teloneros “Bokassa” y “Ghost”. He tenido que buscar la información por internet porque ni los conozco ni recordaba sus nombres. Pero los segundos me gustaron más.


Cuando llegó el momento de salir Metallica, fue espectacular. La entrada, con aquellas imágenes de guerra y el desfile de soldados que parecían volver a casa me erizó la piel. Tener en cuenta que yo conozco poco (poquísimo) sus temas, los más comerciales y nada más. Así que todo en general me alucinó como a una niña pequeña, normalmente mis conciertillos pachangueros no eran así.  

El enorme escenario con pantalla gigantesca era un espectáculo del cual gocemos  canción tras canción. Me gustó muchísimo, no imaginaba pasármelo tan bien. Y aquí viene la exposición y razón de mis dudas iniciales: cuando no eres una fan del heavy, no es lo mismo que te pongan Metallica mientras cocinas, con la campana extractora encima de tu cabeza y las niñas a los lados pidiéndote cosas sin cesar. No, no es lo mismo que disfrutarla en pleno concierto con ese ambientazo y esa explosión de luz y sonido en directo.

No se si se verán bien estos vídeos cortitos (y torcidos). De antemano, pido perdón por la calidad, pero si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo todavía más. Aunque sea malo. 





Momentazo buenísimo con el bajista Robert Trujillo, regalándonos especialmente para nosotros un graciosísimo “no estaba muerto” de Peret. Brutal, unas risas y un bailoteo inesperado con el que homenajear la tierra con nuestra rumba catalana. Un detalle brillante que tienen allá donde tocan.




Acabaron con fuegos artificiales y explosiones de fuego con los que les vitoreamos sin cesar y sin copas pero con aplausos y a brazos alzados, brindemos por ellos y por la mágica noche vivida.



Ahora, y recién saliditas del horno, cuelga de mi nevera las siguientes entradas: IRON MAIDEN. Para julio de la nueva década. Frío no pasaremos, igual en este caso nos cocemos de calor, pero ya tenemos ganas.  

A todo esto, a mí que no me gusta el heavy....¿o será que sí? 





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