Mismos padres

No quiero que suene cruel mi declaración, y espero que no se pueda malinterpretar el amor que siento hacia una y otra, aunque yo misma a veces me veo “justificándome” ante este sentimiento que también me molesta a veces.

Mi segunda hija está siendo una experiencia nueva y deliciosa con la que verdaderamente no contaba. Ha sido un regalo, un premio sin duda. Todo es fácil con ella.

Es una bebe simpática y alegre. Despierta riendo y así se pasa el resto del día. Claro que tiene momentos de llantos y reclamo, es un bebe, pero es de lo más agradecida. Le encantan los besos, que la achuchen, demanda tu cariño y te lo devuelve con sonrisas y morreos jaja…algo indescriptible que desde luego, no habíamos vivido.

Cuando tuve a C y oía frases del estilo: “es lo más maravilloso del mundo” yo me sentía un bicho raro, una mala madre, un monstruo por pensar por dentro “¿¿¿perdona??? Tengo otro concepto de algo maravilloso…” Incluso llegar a decir en un entorno de máxima confianza (y no tanta) “¡¡esto es una mierda!!” Y luego tener terribles remordimientos por las pestes que decía, pidiendo perdón en mis adentros no fuera me castigase Dios por estas brutalidades de comentarios que a veces en modo desahogo hacía. Pero claro, para entenderlo hay que vivirlo.

Ahora puedo afirmar que nacen con su carácter digan lo que digan las gurus de la maternidad. Que cuando no te toca vivirlo es fácil decir: “ten paciencia, le estas pasando tus nervios, mira de relajarte……” y pensar que es culpa de la madre novata e histérica. Pero  ¿¿¿cómo me relajo si no se callaaaaaa??? a tí te querría yo ver..... 

Cuando no para de llorar durante el día, es frustrante, es doloroso, es duro. Es volverse loca. Una de las peores sensaciones del mundo: no poder callar a tu bebe, es como si fueras un cero a la izquierda, una inútil. Tampoco duerme, solo llora. Los nervios te devoran por dentro, las horas no pasan, los días son lentos, pierdes la paciencia y entonces entras en un estado de profunda depresión. Algo así fue lo que viví con C.

Cuando una bebe ríe sí es maravilloso, te la comes a todas horas y no te cansas de estar con ella, Quieres pasar todas las horas del mundo a su lado, sin descanso. Cuando un bebe duerme como un angelito, te sientes entonces la madre más afortunada del mundo, la sensación de felicidad se respira a dos kilómetros a la redonda, no cabe más amor en ti y no quieres separarte ni un minuto de ella, deseas que el tiempo se pare para poder observarla y comértela a besos sin cesar. Es lo mejor que te pasa en la vida. ASÍ SÍ!!!

He vivido ambas, así que ahora, como dije, he hecho las paces con ese mundo de la "ñoñimaternidad" del que fui excluida con mi primera hija. Ahora me encuentro disfrutando de la experiencia de bebe con un sentimiento que hasta ahora no había tenido, y mal me sepa admitirlo, la he disfrutado muchísimo más y mejor.  

Quererlas las quiero a las dos, ninguna a más que la otra, pero son diferentes y me han aportado sentimientos diferentes. Como madre que soy de las dos, las amo de igual manera, pero no puedo decir que me hayan echo sentir lo mismo. 

Carla ha sido un amor desde la preocupación constante; por sus llantos incesantes, por su ductus, por sus alergias después, por su genio…siempre angustiada y nerviosa. Judit ha sido más fácil, y por eso el amor ha sido desde la relajación y la tranquilidad.  No se puede comparar la manera de vivir sus primeros meses. 

Y no tan primeros……me temo.   


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