Las colonias de las niñas

 



Con mi lema por bandera “lo que no se apunta, igual no se recuerda” voy a hacer resumen de las colonias de las niñas, que tiene tela.

 

Las colonias de Carla

Este curso tanto la grande como la pequeña se fueron de colonias en mayo. Por separado, primero Carla y a la semana siguiente Judit. Han sido unas colonias diferentes a lo que cada año suelen hacer porque ambas fueron a un camping a la playa: a Girona y Barcelona. Es más habitual ir a casas de colonias que a campings, pero bueno, soy tan campista que tampoco le di demasiada importancia cuando al inicio de curso en septiembre nos dieron la información. 

No recuerdo ni unas colonias que Carla haya venido feliz del todo, en la gran parte ha llegado siempre quejándose por cosas. Sí que en algunas ha vuelto medio satisfecha, como las del año pasado que le gustó bastante, pero sin demasiada alegría tampoco. Y es que Carla, es mucha Carla. Yo pensé que al ir de camping igual lo disfrutaba más pero no, en estas no iba a ser diferente. 

¿Cuál fue la última semana de frio antes de que llegaran las buenas temperaturas más primaverales? Yo te lo digo: la semana de colonias de Carla. Desde parvulitos, este grupo tiene el don de llamar a la lluvia y al mal tiempo cada vez que hacen excursiones. En pocas se escapan. 

Y claro, en un camping de playa con lluvia y frio no parece el panorama más ideal. Este año motivos no le faltaron para su descontento: llegó quejándose del frio que habían pasado, el primer día ya mojo todas las mudas, apenas tenían agua caliente ni mantas, se quejó de lo rancios que fueron monitores y profesores, del palizón que se daban subiendo y bajando cuestas pues el camping estaba en una ladera, ah, y que les faltó papel de wc en los bungalows. Así entenderéis que no se puede, jaja.   

Conclusiones de estos años: Carla es bastante crítica y exigente. Si algo no le gusta, no le gusta: la comida, el sitio, las activades, lo que sea, le cuesta más adaptarse si no es de su agrado. Yo creo que es como su padre en este sentido, si no vas a estar mejor que en tu casa, no le vale la pena. Otros años también le ha ocurrido que se le hicieron largas. Supongo es más de lo mismo, se hacen pesadas si no estas del todo a gusto. 

Lo cierto es que, para ser colonias de sexto y último curso de primaria, no fueron nada especiales, no le gustaron nada. Aún así quiero creer que es cosa de su carácter, que en fondo sí las disfruta a su manera. 

 


Las colonias de Judit 

A la semana siguiente le tocaba a Judit. Ella siempre-siempre va contenta y vuelve feliz de haberlas disfrutado. Pero para variar, tuve movida con la profesora. Esta crónica va a ser más larga: 

Al ir de camping, el alojamiento iba a ser también en bungalow y me cuenta Judit que iba a compartirlo con dos niñas más y un niño. Que conste que a ella no le parecía mal, es su amigo y no veía problema. El inconveniente lo tuve yo. Primero me quedé un poco extrañada y a más lo iba pensando peor me parecía, sobre todo porque iban a realizar constantemente actividades de agua y ello significaba cambiarse de muda a todas horas. 

Recordemos que no estaban en habitaciones grandes de casas de colonias, que hablamos de convivir en pequeñas habitaciones de bungalow. Evidentemente no iba a tener la misma confianza, comodidad ni intimidad si compartía habitación con un niño que con una niña. Además, con 8 años, por lo menos mi hija, no tiene todavía bien adquirida la soltura para mantener un orden, con duchas y aseo personal. Tanto para ella como para él, no era cómodo ni práctico mirases como lo mirases.  Le escribí nota a la profe planteándole mis dudas, pero no me contestó. Empezabamos bien. 

Preguntando, voy enterándome del resto de grupos y veo han repartido a todos de cuatro en cuatro (en algunos casos de tres en tres) pero siempre niñas con niñas y niños con niños. Vaya. Estaba claro eran bungalow de dos habitaciones. Tenía claro lo que iba a pasar, las otras dos niñas iban a compartir habitación, y como siempre, por descarte mi niña dormiría en una habitación con el nene. ¿Habían más bungalow mixtos en las cuatro clases restantes que fueron de colonias, es decir, 100 niños? NO. Solo el suyo. 

Ya empezaba a estar bastante mosca con el tema. 

“Judit, ¿y por qué fulanito va con vosotras y no con otros niños?” le pregunté. “Mama dice la profe que si no iría solo, pobrecito”.   Me extrañó muchísimo su respuesta y decido llamar al camping. Me atienden telefónicamente y les pongo en situación. La chica me contesta: “No es ni habitual ni recomendable mezclarlos. Nunca se hace poner niños y niñas juntos. Dígale al colegio que disponemos de bungalows de 4,5 ó 6 plazas. Pueden solicitar los que necesiten” 

Efectivamente la semana anterior Carla había estado de camping y comentándolo en casa, ella nos confirmó que en quinto y sexto, ni un solo bungalow lo compartieron niñas y niños. Y eso que son más grandes. Cagate pedrín. Pues nada, nota a la directora a ver si había más suerte en obtener una respuesta. 

Entonces sí, la profesora nos contestó seca y escueta diciéndonos que Judit la pondrían con su prima, que va a la otra clase y era un grupo de tres. Pero lo fuerte de todo es que, a la niña, en mitad de la clase y delante de todos le dijo: “Espero que estiguis contenta amb el pollo que has montat”. Mi niña agachó la cabeza avergonzada y no fue capaz de decir absolutamente nada. 

Puedes imaginar cómo fue mi indignación y mis ganas de decirle cuatro cositas a la profesora cuando me lo contó. ¿Es que se puede ser más sinvergüenza y cabrona? ¡Que he sido yo, y no la niña, quien no ha estado de acuerdo con tu distribución y quien se ha movido para deshacerla con todo uso de razón! Que, si tan natural, educativo y conveniente es, que sean todos los grupos mixtos, no solo el de ella. No se ha dignado a hablarlo conmigo y ¿le suelta ese comentario a la niña, que tiene 8 años, delante de sus compañeros? Ni tienes educación ni sabes lo que significa. Eres retorcida y mala persona, pero sobre todo, eres mala profesora. 

Finalmente, no la pusieron con la prima como le dijeron, pero si movieron al nene y lo pusieron con otros niños. Creo que era lo correcto, tanto para ella como para él, por comodidad y avenencia. Ellas durmieron juntas en un bungalow que tenía una habitación con tres camitas. Vino super feliz, se lo pasó bomba y disfruto muchísimo de sus colonias. 

Y yo, estoy muy orgullosa de mí porque después de su feo comportamiento, no le dije finalmente nada. Mira que me cuesta callarme, pero fui una campeona y aguanté mis ganas. Para estas cosas tengo el blog. A ella, especialmente, iba dedicado mi post de funcionarias de la educación. 

Yo en mi línea, haciendo amigos por donde voy. 




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