El arte de hablar sin decir gilipolleces


A mis cuarentay, sigo intentándolo. Y creo que me moriré sin conseguirlo.

No es de ahora, siempre me ha pasado, ponerme nerviosilla cuando se crea ese silencio incomodo entre dos o más personas. Me incomoda muchísimo esta típica situación. Tanto, que normalmente salto a romper ese mutismo con eso: alguna gilipollez.  

A veces la acierto, y otras me arrepiento. Por ello cada vez prefiero más callarme y unirme al hielo antes que arrepentirme luego. Porque para ser sinceros, tampoco depende únicamente de mí, un 50% depende de las ganas de conversar del interlocutor.  Y puede que lícitamente, sean cero.

Con pocas personas el silencio entre nosotras es algo cómodo. Así medimos el nivel de confianza que tienes con ellas. Cuando puedes estar tranquilamente en su compañía sin necesidad de hablar, y se pueden compartir los silencios como algo natural. Aunque normalmente con ellas hay pocos.

A quienes sabéis aguantar con temple  la presión del silencio incómodo, os observo con admiración. Porque sinceramente, creo que a todos nos debe incomodar en mayor o menor medida, no? ¿O a vosotros no? Explicarme.

¿Alguien sabe si hay algún curso para aprender? Pienso en apuntarme en este momento porque las primeras prácticas serán este fin de semana sin ir más lejos.   

Se me presenta un fin de semana  cumpleañero con madres de muuuy poca afinidad. Y ya me preparo para aguantar digna y sonrientemente el silencio. No es obligación mía crear un ambiente apacible/agradable/amigable que además esté a la altura de mis expectativas.

Debo liberarme de eso.



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