Mundo adolescente entre libros y series.


Aunque mis niñas tienen 6 y 3 años, vivo envuelta en una especie de aurea adolescente-juvenil por diferentes causas: los encuentros con mis amigas, la serie que sigo y el libro que leo.  

El viernes cené en casa de mi amiga, que tiene una niña en plena etapa adolescente. Se iba a ir a su cuarto, pero finalmente se quedó toda la velada con nosotras, participando de nuestras conversaciones en aquello que le interesaba. La escuchaba y la observaba. Intentaba imaginar cómo serán las mías con esos 14 años, incluso intentaba recordarme a mí por entonces.

Por otra parte, he empezado la serie “Merlí”. La había visto anunciar en TV3 y había oído muy buenas críticas, pero por entonces, no me apetecía seguir una serie de instituto. Cuando acabó la casa de papel, me puse a buscar serie, pero no me apetecía nada ver desapariciones de niños, ideas macabras, tragedias y sufrimientos por el estilo. Fue entonces cuando Toni me habló de que Merlí estaba en Netflix, y vimos el primer capítulo juntos. Me pareció entretenida y he seguido viéndola.

De momento llevo 10 capítulos y sí, es una serie de instituto pero me esta gustando bastante. Merlí, el protagonista, es un profesor de filosofía, separado y con un hijo. Desahuciado de su casa, ambos viven con la madre de él, una peculiar abuela que es actriz de teatro y tiene unas apariciones completamente estelares.

Puede que sea más de lo mismo, seguramente. De momento, me interesan ese grupo de chavales que supongo reflejan la actualidad de estas edades, quiero conocerlas. Pero sobretodo, me apetece mucho conocer a Merlí, el absoluto protagonista. Un personaje que promete muchísimo por ese carácter directo que tiene, sumado a su estilo y su inteligencia para llegar a los demás, y que apuesto pronto llegara el momento de mostrar sus propias contradicciones (que todos tenemos)

También estoy acabándome el primer libro "Dos Amigas" de la trilogia “La amiga estupenda” y más de lo mismo: adolescentes en esta primera parte. Trasladada a otra época, sin móviles ni redes sociales, descubrimos también la adolescencia. Lila y Lenú, las protagonistas de esta historia, son dos adolescentes muy humildes que viven en un barrio muy pobre de Nápoles. En una época en la que solo los ricos tenían televisión (tampoco hace mucho de esto pero muy diferente a la actualidad de Merlí), compruebas como los sentimientos más innatos son los mismos: la lucha por uno mismo.

Estas dos amigas me tienen enganchada a sus vidas, a la personalidad de ambas, a la relación que mantienen. Lila es una niña segura de sí misma, muy segura, cuenta con una belleza extraordinaria y una fuerte personalidad de líder indiscutible. Lenú en cambio, es más manejable, más tranquila, se siente siempre inferior a Lila, tanto físicamente como intelectualmente, por ello se compara y se mide con ella constantemente, solo sentirse “igual o superior” le hace sentir bien. Tan diferentes que encajan como el ying yang.  Y de ahí, supongo que nace la verdad de su amistad, una relación de hermandad, amor, dependencia y rivalidad, de distintas oportunidades para cada una de ellas, de circunstancias personales que las separan pero se devuelven la una a la otra como ese boomerang que por lejos lances, siempre encuentra el momento de volver.

Todo esto me hace pensar inevitablemente que “en dos días” mi Carla será adolescente y aunque como padres, podemos empatizar con ellos porque todos recordamos la nuestra, con nuestros miedos e inquietudes, es verdad que los tiempos han cambiado muchísimo y hoy más que nunca necesitamos inculcarles grandes valores que les enseñen a pensar por sí mismas con absoluta independencia. ¿Me preparo para sobrevivir a la adolescencia de mis hijas? Sin duda. ¡Sobrevivir yo y ellas! No viene mal actualizarse  y reciclarse en esto de la edad del pavo.

Tampoco cal preocuparse antes de hora, pero ¡me asustan tantas cosas!. Ahora me quejo de las rabietas, pero veo que es mucho peor lo que se avecina, que es una etapa durísima porque uno no sabe quién es, ni qué quiere, ni siquiera qué haces. Necesitan sentirse queridos pero sin que lo parezca, claro, por lo tanto dejan de ser auténticos por miedo a no ser aceptados. Se auto destruyen en comparaciones absurdas, por no hablar de los malos ejemplos o malas compañías que pueden llegar a sus vidas y dejarse llevar por ellas. Una de las cosas que menos me gusta es la típica chulería que adoptan, la rebeldía que erróneamente les sustenta. Sé que me va a sacar de mis ya de por sí, pequeñitas casillas.


En fin, mientras disfruto de esta serie y esta novela, no puedo evitar pensar en todo esto. Preparación, mucho amor,  educación, confianza y mucha filosofía es lo que necesito desde ya. Y aún con todo eso, por más piense y una se prepare, nadie sabe qué pasará. 

Al final como siempre, voy a volver a Friends, que me hace reír más y preocuparme menos. 


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