Casa nueva


De nuevo la vida me ha demostrado que “cuando menos lo esperas” llegan las cosas.  Años soñando con esto y aparece justo cuando sin dejar de desearlo ni por un momento, ya ni lo busco, ni lo espero y ni lo planeo desesperadamente. 

Parece que cada último acontecimiento que ha ocurrido en nuestra familia en este último medio año, iba destinado (sin ser conscientes) a este final que desde luego, no esperábamos. Sí ha sido buscado y deseado durante mucho tiempo y de todas las maneras habidas y por haber….pero no en este momento precisamente.   

De pronto las cosas van solas y se presenta una oportunidad completamente irresistible. También cargada de miedos y dudas, pero a la vez, llegan ideas y soluciones de forma natural. Sin duda era para nosotros. Tan acostumbrados a cosas malas, que cuando ves una buena andas buscándole el fallo por todos los costados porque cuesta creerlo que no venga con sorpresa. 

Y claro, mirado así, fallos siempre vas a encontrar, la perfección no existe y seguro no hay nada, pero ¿y todo lo bueno que tiene? ¿Y por qué tiene que salir mal? ¿Acaso no existen las mismas opciones para una cosa que para la otra?  Tomemos una decisión siendo valientes y positivos, que nos motive y que nos guste. No es el momento de resignarse, este no. Confío en ello. Lo dejé en tus manos y ahí lo tengo. Gracias infinitas. 

Cumple nuestros “imprescindibles” (I love Hillary jaja), nos encanta, es lo que siempre hemos querido, así que cuando la balanza se desploma al lado bueno, piensas: es arriesgado, no sé como la compraremos, pero vale la pena, así que vamos allá. Es nuestro momento. 

De modo que, entre latigazo y contracturas musculares se tomó la decisión: Nos mudamos!!! 

Ahora o nunca. No es "que sea lo que Dios quiera." No. Es que "así lo quiere Dios".

En plena navidad en lugar de montar belén, árbol y adornos navideños, estamos desmontando y empaquetando la casa. Nos trasladamos tres calles más abajo a un espacio tres veces mayor. De alquiler. Con terraza. Donde al abrir la nevera se pueda pasar.  Sin salir del barrio. Con derecho a compra. Todavía nos cuesta creerlo. 

Eso sí, son agotadoras las mudanzas. Menos mal que la ilusión y las ganas son enormes, y compensa todo lo demás porque tengo las piernas y los brazos rotos (las cervicales ya venían rotas). Armarios que encajan a la perfección en espacios que parecen llevar nuestro nombre, son esas pequeñas "señales" que motivan y alimentan estas ganas locas de continuar. Parece que avalan el camino que hemos iniciado.

Solo nos queda llevar lo más pesado que si todo va bien, haremos el sábado. 

El próximo 20D estreno voto nuevo y casa nueva.  Vale la pena arriesgarse, vale la pena cambiar. No hay que tener miedo. 

Máxima ilusión. Ha llegado por fín. 


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