Amores del 2022
Vuelve a ser febrero y vengo, como cada año, a intentar reanimar mi blog, al que tanto cariño guardo y tan abandonado tengo.
El 2022 ha sido un año de poca pasión.
No todos los años van a ser iguales, y a los amores ya habidos, no han llegado más.
Si tengo que pensarlo tanto, más vale cierre ya el post….Espera, NO. Hay un
amor muy grande: mi perrita.
FIBI
Me gusta cuidarla, soy feliz paseándola, viéndola correr por el campo, me encanta jugar al pilla-pilla con ella, me llena de felicidad verla jugando con mis hijas, quiero llegar a casa para que no pase más tiempo sola cuando no nos queda más remedio que dejarla. Me gusta tenerla al lado en el sofá, cuando dormimos, cuando vamos a donde sea. Es una más y solo puedo dar las gracias por haber llegado a mi vida. Nunca pensé fuera capaz de convivir con un perro, esto ya lo expliqué: soy demasiado maniática. Pero he superado todas esas manías y forma parte de mi familia. Estoy completamente convencida que me eligió, de que era para mí, que estaba destinada a formar parte de mi historia. Y por eso la quiero muchísimo más. Toni me dice que se me va la cabeza, que solo es un perro y que la humanizo. Puede que tenga razón. O no. No creo que pudiera hacerlo de otra manera.
Es increíble cómo se les quiere, el
cariño tan inexplicable que sientes. Sus ojitos, sus patitas, sus orejitas, su
mirada…sientes comunicarte con ella de una forma muy especial. La adoro y ha
sido sin duda el gran amor y descubrimiento de este 2022.
PARQUES TEMATICOS Y DE ATRACCIONES
Sin planearlo demasiado (excepto Disney),
ha sido un año en el que casualmente, hemos visitado tres parques temáticos: El
Tibidabo de Barcelona, Disneyland Paris y Port Aventura en Tarragona. ¿Ha sido esto
un amor? Bueno si, porque ha sido una peculiaridad y lo hemos pasado muy bien.
Tibidabo Barcelona
Fuimos medio invitados por unos amigos que al tener el pase anual les regalaron dos entradas. Yo ya había estado de más jovencita, no sabría decir cuando, hará mil años por lo menos, pero nunca con mi familia. Son atracciones flojitas, pero está muy bien para pasar un día diferente. Estando allí refrescas recuerdos y fue emocionante revivirlos. Llevemos bocatas y comimos en la zona de picnic fantásticamente bien.
Es un lugar bonito por distintas razones que merecen ser mencionadas. Como está en lo alto de una montaña, subir en la cremallera hasta el parque de atracciones ya es en sí, la primera aventura y atracción. Las vistas de Barcelona son increíbles y ese es su encanto, la visita se convierte en un paseo relajado por un precioso mirador.
Las atracciones no son muy fuertes y quizás es un parque más inclinado hacia niños más pequeños o simplemente a quienes no les guste las atracciones fuertes independientemente de la edad. Podrás subir en el emblemático avión o columpio gigante pero también entrar en la alucinante y terrorífico Hotel Kruger.
Ya le dediqué un post entero, pero brevemente
diré que sigue siendo el viaje más chulo que hemos hecho en familia. ¿Pienso en
volver? Sí…algún día puede que sí porque no dejan de hacer cosas. Están
construyendo el reino de Arendel y ai ai ai, eso debe ser chulísimo.
Port Aventura
Es el favorito de mis hijas y el que más hemos visitado. Este año no había previsión de ir, pero a lo tonto, hemos ido dos veces: una en primavera con los mismos amigos del Tibidabo aprovechando un evento y la segunda en Navidad, porque mi hermano organizó una escapadita todos juntos para celebrar el 15 cumpleaños de mi sobrino.
Hay dos parques: Port Aventura y Ferrariland, siendo éste último muy pequeñito pero con una atracción bestial. El primero, se divide en cinco temáticas: México y Barrio Sésamo, Far West, China y Mediterránea. Todas las ambientaciones son muy guays pero a mí la Far West es quizás la que más me gusta.
En Port Aventura hay más atracciones de las fuertecillas. Tuvimos suerte y en diciembre no había mucha gente por lo que las niñas no hicieron grandes colas. Carla, que es una fanática de las montañas rusas subió como tres veces al Shambala por ejemplo.
A mi personalmente no me gusta sentir miedo y adrenalina.
Es una sensación que me pone muy nerviosa.
Salgo temblando y no me compensa. Pero pasear, subir en pequeñas
montañas rusas y ver los espectáculos sí me gusta. Aquí también preparan una
nueva atracción “Uncharted”, así que mis niñas ya me piden volver.
BAÑARME EN VERANO
He vuelto a bañarme en las pisicinas y en el mar, algo que por mi sensibilidad
al frio no me gustaba hacer. Supongo que las razones han sido dos: he pasado
taaaaanta calor que se me han quitado las tonterías y he empezado a tener sintomatología
perimenopausia, y la temperatura corporal ha subido. (De esto debo hacer post
especial). No soy de quedarme luego en
el agua, pero el hecho de darme un chapuzón y sentirse una sirenita, es una
pasada. ¡Hasta me he tirado por toboganes! Digamos que he recuperado la conexión.
Y hasta aquí mi lista clásica y oficial
de amoríos anuales.
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