Y nos fuimos a Disneyland Paris

 


Puede que este sea el post más largo escrito. Y es que hacía tiempo que le tenía muchas ganas a Disney. Ni Toni ni yo habíamos ido nunca y cargada de ilusión el pasado 09/03/2020 me decidí por fin a contratarlo. Tres días más tarde, tres, llegó una pandemia mundial que nos quitó las ganas de ir a ningún sitio. 

A los meses abrieron de nuevo el parque, seguía de cerca todas las novedades, pero lo hacía con demasiadas restricciones: mascarilla obligatoria, sin poder acercarte a los personajes, sin cabalgata…y así no tenía ningún sentido. Decidí esperar a que todo volviera a la vieja normalidad normal. Y entonces explotó una guerra y empezaron a sonar las campanas de recesión y otra crisis económica sin precedentes. Me vi cagada de miedo de nuevo, pensando en que no visitaría con mis hijas Disney jamás en la vida si seguía esperando el momento oportuno e ideal. Así que pim pam….no lo pienso más: nos vamos a Disneyland Paris y que sea lo que Dios quiera. 

Además, mis hijas tenían muchísimos deseos de visitar la ciudad, más incluso que Disney. Quizás la culpa sea de Ladybug y de algunas fotos nuestras que tenemos en casa, porque fue allí donde Toni me entregó el anillo de compromiso. Ellas querían ir a Paris y yo a Disney. Estaba decidido. 

Con mucha emoción y mariposas en el estómago, hice la paga y señal en mayo para irnos en octubre por el cumpleaños de Judit. Han sido más de 100 días de cuenta atrás, guardando el secreto hasta el último momento. (A la cumpleañera basicamente, porque a Carla ha sido imposible). Mirando foros, blogs, y manteniendo una ilusión de lo más bonita. Porque era “el viaje deseado de los últimos años” y una primera vez para todos en muchas cosas: aparte del destino, volaríamos juntos en avión, siendo para las niñas su primer vuelo. 

Y así fuimos descontando días hasta que llegó el momento. Tocaba madrugar porque a las 4 mi padre nos llevaba al aeropuerto, y con los nervios, la única que durmió unas horas fue Judit. Ni Toni, ni Carla ni yo pudimos pegar ojo. Contraté un viaje que salía prontísimo y volvíamos tardísimo (todo para aprovechar al máximo) y admito fue una paliza. 

Despertar a Judit para sorprenderla fue emocionante y extraño a la vez. La pobre no entendía nada y por más le decíamos era como que no acababa de gestionarlo. ¿A Disney? ¿Ahora? Jajaja con esos ojos enrojecidos de sueño. Pero así fue. A las 9 de la mañana ya estábamos en Paris. ¡¡Que nervios por el amor hermoso!! ¡¡Vuelo superado!! Ellas emocionadísimas y nosotros acojonaillos por volar. 


El primer día lo pasamos en Paris paseando por la ciudad. Nos alojamos en el Novotel Torre Eiffel. No estuvimos mal pero no volvería porque no tiene encanto alguno y las moquetas del pasillo super sucias. Lo bueno es que estaba relativamente cerca de la Torre Eiffel. Comimos en un restaurante de un pequeño centro comercial cercano y para amenizar a los clientes tenían a un mago y una chica haciendo formas con globos. Fue muy guay esto. Al acabar tenía planeado coger bus turístico, pero volvimos al hotel y luego se nos hizo muy tarde. Al llegar a la parada prácticamente ya no valía la pena, estos buses son para cogerlos pronto y poder aprovechar el día bajando y subiendo en sus paradas. Así que cogimos un cochecito cu-cu de esos conducidos por una moto y no pudo ser más acertado. Nos reírnos tanto…el conductor era un chico joven muy simpático que tenía un estilo un poco “agitado de conducción” y pasado el miedo inicial, nos divertimos mucho con esa ruta. Pudimos bajar y hacernos fotos en distintas ubicaciones y fue la única manera de visitar otros monumentos. Por la noche fuimos a Trocadero y pese a la multitud, fue muy bonito. Había alguna celebración en aquellos jardines y disfrutar de la música de fondo de Ed Sheeran, entre otros, fue un regalo.
 





A la mañana siguiente nos recogían para llevarnos a Disney. ¡¡¡¡¡Y como fue el primer día de chulo!!!! Esas primeras impresiones son instantes mágicos. Nada de lo que diga igualara la emoción que supuso para mí. 



Nos alojamos en el Hotel Cheyenne. Los hay más chulos (y más caros) pero para ir a dormir está perfecto: caracterizado al estilo oeste, limpio y amplio. Al llevar el checking online, solo fue recoger pases y dejar equipaje en consigna ya que hasta las 15:00h no te dan la habitación. Había mucha gente, pero bueno, se hace bien la cola. ¿Estábamos en Paris o en España? Todos los españoles por el mundo estaban allí, jaja. Este hotel esta cerquita, llegas al parque en 10 minutos caminando y no se hace para nada pesado. También hay un autobús, pero no lo llegamos a coger nunca. 



La llegada al parque fue de ansía pura. Además, la entrada está llena de tiendas reketecukis que son un auténtico amor, reclamo absoluto a entrar. Mi Judit, que es fan de todas las muñecas del mundo, se volvió loca y no quería avanzar. Si por ella fuera, los 4 días los hubiera pasado en las tiendas Disney.  Costó una pelea arrancarla de allí, con la dichosa obsesión del peluche de Dumbo que no quise comprar en ese momento, y que, por supuesto por no escucharla, compré más tarde en la atracción. Manual de cómo malcriar a tus hijos. 

Avancemos y la verdad es que ves tantas cosas bonitas que no sabes para donde tirar. El Castillo es una fantasía. Mágico. Sí debo decir que había mogollón de gente. Mucha-mucha. Así que seguimos en línea recta y en la primera atracción que vieron (la de Dumbo) quisieron subir. Unas colas…yo estaba realmente embelesada con la ambientación. ¡Todo era como en los dibujos! Justo cuando a las niñas les iba a tocar subir a la atracción, empezó a diluviar. ¿Llevaban chubasquero? No, se quedó en la mochila. Ole yo. ¿Pararon la atracción? No, allí la vida sigue. ¿iban a subirse al Dumbo mientras diluviaba? Sí. ¿Qué hice yo a cuál ejemplo de madre histérica? ¡Gritar como loca que ni se les ocurriera subirse! Enfadadas como monas se retiraron de la cola justo cuando les tocaba subirse. Para refugiarnos de la lluvia nos metimos en la atracción de enfrente que la vimos tapadita sin saber qué era y resulto ser la casa de Micky, con quien nos hicimos unas fotos muy chulas. Al salir ya había parada de llover y no lo hizo más durante nuestra visita. El resto de días fueron soleados y preciosos.



 Nuestro viaje incluía media pensión y a través de la aplicación del móvil tenía reservadas las comidas desde hacía meses. Truquito descubierto en los diferentes foros donde me metí. Así que el primer día empezamos a visitar el parque por la zona de Adventureland, donde se encontraba nuestra reserva para comer: EL AGRABAH. ¡Me super-mega-enamoró! La ambientación espectacular, de 10. Es entrar en el mundo de Aladín, ni más ni menos. Judit llevaba su vestido de Jasmine para la ocasión. Y aunque el bufet no era muy grande, me flipó su comida. Soy muy fan de los humus y la cocina árabe me fascinó. Acabamos de ver esa zona subiendo en Los piratas de Caribe y en Indiana Jones. Paseamos por Frontierland muy decorado para la ocasión, pero la Big Thunder Mountain estaba cerrada.   




Este mismo día vimos la cabalgata de la tarde: super bonitas. Hay muchísimas carrozas gigantes y perfectas llenas de personajes perfectamente disfrazados. Me pilló por sorpresa la ilusión que me hizo a mi ver Mery Poopins, no fue ni medio normal mi fantasía. 




En acabar, Toni quiso volver a la habitación a recoger equipaje y comprobar que todo era correcto. Yo no quería porque lo encontraba una pérdida de tiempo, pero admito que estuvo muy bien porque a las niñas las estancias en los hoteles son también parte del viaje. Pudimos descansar un pelín y ellas jugaron en las camas. Con la estancia, el Hotel Cheyenne te regala 4 bebidas calientes gratis por persona y día, y a ello que fuimos. Seguramente esto es la chorrada más grande jamás contada, pero ahora recuerdo con muchísimo cariño el momento cafetero. Allí los cuatro muertos de risas/nervios/peleas sacando cafés calentitos y chocolates (muy buenos, por cierto). 



Nos volvimos al parque y con las horas que eran, nos quedamos en el castillo a ver el espectáculo de fuegos artificiales, que fueron tres: el especial por Halloween, el del 30 aniversario y el Illuminations.  Del final de fiesta, ya para el hotel me puse algo nerviosa con tanto gentío saliendo al mismo tiempo sin poder avanzar, imaginándome lo peligroso sería una estampida, no lo recomiendo salir así. Es mejor esperar un poco y hacerlo más tarde. También pensé que iba a ser imposible verlo todo y efectivamente, así pasó. Hubo zonas que no vimos y también me hubiera gustado pasear más por el parque de noche, pero es complicado llegar a todo en 4 días. 





Las cenas fueron de comida rápida por Main Street, un día pizza, otros unos bocatas. Una noche fuimos al Planet Hollywood, que me pareció lo más poder ver ropa y objetos originales de algunos actores en sus emblemáticas pelis, como esta de Bruce Willis en Jungla de Cristal. Waaaaaauuuuuu: 


El segundo día empezamos por Fantasyland y nos fuimos directos a la Space Mountain, brutal. Yo odio las montañas rusas, me ponen muy nerviosa y no llevo bien esa acumulación de adrenalina. Además, me duele mucho la cabeza, pero a las niñas les encanta. Así que me tocó hacer el esfuerzo solo por ellas. Nos hicimos foto con Darth Vader (logradísimo). Hoy teníamos la comida en el JACK CAPTAIN. Y aunque la decoración es muy chula (ya la ves cuando subes en la atracción) comer allí no lo recomiendo para nada por muchas razones. Es menú con comida rara (muy limitados en nuestro caso al ser Carla alérgica a las nueces). Comes a oscuras y lo hice con un asco tremendo porque no ves lo que te estas comiendo. Estas encerradas en esa atracción con agua donde no corre el aire con bastante olor a humedad. Un asquete. Así que no gastéis un plan de comida en este restaurante por favor os lo pido.    
 


Luego nos fuimos a ver el nuevo Avengers Campus, chulísimo. En casa somos muy de super héroes también y vimos el espectáculo en los tejados con Spiderman que disfrutamos muchísimo. La atracción de Spiderman divertidísima también. La super montaña rusa increíble. Cuando casi nos tocaba, se ve a través de una ventana de cristal salir los vagones a toda leche y ves por primera vez la potencia de salida. Ahí entré en pánico, pero me tocó subir. Al ser atracciones cerradas, a oscuras con efectos especiales y música ambientada, la hace muy autentica y especialmente divertida. Tanto la de Star Wars como esta de la capitana Marvel y Iron Man. Vimos el espectáculo de Frozzen. 







                             

El tercer día comimos en el Plaza Gardens, restaurante muy elegante con un bufet muy bueno. Comimos un montón, estaba riquísimo todo, también me encantó. Al salir nos encontramos con la cabalgata del mediodía. Recordaré siempre como las niñas jugaron subidas en la fuente para ver mejor. 


Visitamos al laberinto de Alicia en el País de las maravillas, se montaron en unas naves espaciales, y luego nos fuimos otra vez a Studios. Vimos el espectáculo preciosísimo de Mickey, nos montamos en la de Nemo, en el perrito de Toy Story, en la caída de  los soldados, Ratatouille Adventure y en la de Aladín. No subimos a la caída libre porque era de terror y como son mis niñas con estas cosas de los espíritus, preferí que no lo hicieran. Luego me he arrepentido, jaja. He visto algún video y molaba mucho.

 

El ultimo día hicimos las colas pertinentes para entrar en Peter Pan, Pinocho y Blancanieves. Volvimos a repetir montañas rusas, compramos en las tiendas algunos recuerdos y fue más tranquilo. Pudimos aprovechar también este día porque nuestro avión no salía hasta las 11 de la noche. Con mucha penita pero felices, nos despedíamos del parque sobre las 7 de la tarde. 





 
Todo me ha encantado, pero también hubo cosas negativas: había mucha gente y las colas eran muy largas. Te las ingenias para sobrellevarlas y nosotras creamos “el saludo Disney” con el típico juego de manos, el cual creamos y perfeccionamos con bastantes pasos. Conocimos gente en las colas, como una chica que viajaba sola.  Me hubiera gustado ver a los personajes por el parque y no tener que hacer eternas colas para verlos porque las niñas no querían esperar horas para hacerse una foto con ellos, preferían las atracciones. Sé que me he dejado muchas cosas por ver, muchos rincones por descubrir. Me hubiera gustado pasear de noche por el parque y subirme a absolutamente a todo. De lo que más me arrepiento es de no haber contratado la comida con princesas, era muy caro, pero ahora lo pagaría. Aun así, gana por goleada todo lo bueno, ha sido un viaje increíble. Aun nuestras desavenencias, que también las tuvimos, fueron unos días mágicos que disfrutamos muchísimo y que valió enormemente la espera.


 

Me ha quedado un post larguísimo, puede que aburrido y bastante incompleto porque me dejo multitud de detalles, pero es que cuidao, ¡¡¡¡por fin hemos ido a Paris y a Disney!!!!  Ha sido agotador, es verdad, pero fue un viaje esperado y muy romántico. Disney es un parque especialmente bonito, es adentrarte en los cuentos y pasear por sus calles ambientadas como en las películas de nuestra infancia. Además, te acompaña su banda sonora todo el tiempo para que te sientas tú la protagonista, y afloran sentimientos que no esperas. Es ser niño de nuevo, disfrutar y dejarse llevar sin preocupaciones. Esa es la sensación de Disney, así me he sentido allí dentro.




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