Actualización maternal

Soy consciente que se me está acumulando la faena mucho-muchísimo con Judit. A estas alturas, con su hermana ya habíamos quitado pañal, ya dormía en su cama y no teníamos el problema del chupete porque nunca quiso chupete. Todo lo hemos intentado, pero no ha habido manera. Ni pañal ni tete parece ser todavía su momento. También duerme todavía con nosotros, pegada a mí, y me está dejando sin cervicales para pasar el día. Necesita contacto constante y va empujando y empujando hasta dejarte cada noche con dos palmos de colchón. No veo el día de que haga la noche entera en su cama, en que entienda que ese es su sitio. Lo mío es colecho por obligación, no devoción. Pero bueno, la cosa es “dormir” como se pueda….no me voy a quejar que por lo menos aunque sea así, duerme del tirón.  

Por fin ha empezado a hablar más. Digamos que Judit tiene otro ritmo en esto del habla, también distinto a Carla. Cada niño tiene sus ritmos y ella además, es de finales de año. Al principio me preocupaba esta situación, parecía que no avanzaba, veías y comparabas con otros niños y me preocupaba su no-evolución. Otras veces, estaba convencida que se había creado su propio dialecto y debía pensar que si no la entendías, era tu problema, que ella así estaba perfectamente. Porque hablar, habla muchísimo, pero no se la entiende entendía, jajajaja. Desde hace unas semanas, repite con más facilidad cualquier palabra y cada día suelta alguna de nueva. Ya hace frases y aunque todavía a su manera, pide lo que necesita y se hace entender. Lo que si digo, es que es una niña graciosa a más no poder.   

Estoy a días del cumpleaños de Carla. Seis años ya va a cumplir y esta preciosa. Le estoy preparando una fiesta de pijamas que espero quede divertida y lo pasen bien. El año pasado la gimcana por el barrio me dio muy buen resultado y este año repetiré. Es una estrategia también para cansarlas más y que cuando llegue la noche caigan antes, lo reconozco: pizza, peli, algún juego y a dormir. Para por la mañana, creo que les montaré un taller de barro en la terraza.

Este año Carla ha madurado muchísimo. Envidio profundamente su actitud de querer hacer las cosas perfectas, no todo le vale, no de cualquier manera. Admiro su fortaleza y soy su incondicional fan cuando se muestra segura de sí misma. Es muy autentica y ojala no pierda nunca esa esencia.

Aunque ella siempre va a desafiarme, es su condición y puede que la de la gran parte de niños, mi trabajo diario consiste en no perder la paciencia cuando esto ocurre, dar la vuelta a la situación con temple, cariño y buenos alimentos. Ese es mi objetivo en la vida señores, aprender esas habilidades que a veces, a mí,  se me presentan imposibles: ignorar cuando hay que ignorar, conversar y escuchar,  educar con valores, pero estableciendo los límites y las reglas. Por la cuenta que nos trae, estoy dedicada a ello en cuerpo y alma. Sino, cuando llegue la adolescencia me va a dar algo. 

Son etapas diferentes. Los primeros años, en la etapa de Judit, toda preocupación se centra en su cuidado y crecimiento, que tenga un desarrollo “normal” y que haga lo que a cada edad se supone que tiene que hacer. Luego está esa otra fase, entrada a la niñez, cuando empiezan a desarrollar su personalidad, a ser ellos mismos y a ser más independientes. Ahora, se empieza a mostrar tal cual es, argumentando sus razones a su manera, siendo a veces tan iguales como tan opuestas a las tuyas. Y no es fácil a veces, que ella lo entienda y ser su punto de referencia. 

Ver crecer a tus hijos, es reencontrarte contigo misma cada día. Es volver atrás, girar la vista a veces y pensar: “le estoy pidiendo esto a mi hija….y recuerdo que yo era peor que ella” Nadie dijo que fuera fácil, verdad?  Cómo es la vida, que destapa y te devuelve episodios que ni recuerdas.  


Comentarios

Entradas populares