Marzo productivo

En marzo pasaron un par de de cositas de las que os queria hablar: 

 

Camiseta día del padre

No hemos sido mucho de hacernos regalos especiales por el día del padre o madre. No es que no sea detallista, pero hacer regalos a estas alturas, cada vez me cuesta más. Sencillamente porque nunca tengo buenas ideas, y me agobio rápidamente cuando siento esa “obligación” y no se me ocurre qué regalar. Ya tenemos los cumpleaños, la Navidad y los Reyes Magos. Es un número más que bueno las veces que al año nos hacemos regalos. 

Pero el otro día, no sé por dónde fue que me llegó una publicidad de unas camisetas personalizadas, regalos especiales por este día del padre. Y me gustó mucho. Entre en el enlace, jugué a personalizar el modelo con los nuestros nombres y vi que tenía el tiempo suficiente para realizar el pedido y que llegara a tiempo. Así sí soy de regalar. Y la pedí. 

Cuando llegó, la vi tan chula, me gustó tanto, que aquí la dejo publicada. Además, Toni es muy friki de estas cosas, y puedo asegurar que tiene nueva camiseta favorita. ¿Es que acaso hay algo más guay que presumir de hijas? 




 

Esterilización de Fibi

Cuando no has tenido nunca perros y tampoco estás muy puesta en este mundo, se te escapan muchísimas cosas. Me habían hablado de la importancia de esterilizar a Fibi, pero como soy de las que lo deja todo para mañana, Fibi llegó a su primer celo sin ser operada. 

Cuando quise hacerlo, la veterinaria me pidió la fecha de su celo, porque es muy importante saberlo antes de abrir, y como no me apunté el día de tal evento, no pude darle una fecha clara. Eso me lleno de miedo, y decidí esperar al próximo celo para anotar bien ese ciclo y operar con seguridad, sabiendo todos los datos correctos. 

Leí entonces de cómo era de importante esta operación si no había intención de hacerle mama, ya que a más tardes en hacerla, se elevavan las probabilidades de enfermedades en las perritas y me entró un ansia tremenda por operarla enseguida. 

El 9 de marzo por fin llevé a Fibi a esterilizar. Me llamaron y me dijeron que, al abrir, le encontraron una pequeña hernia y que si quería aprovechar para también arreglarla. Esto ni se pregunta, evidentemente sí. 

No puedo explicar los nervios que pasé y la semanita tan mala que le siguió después. El primer día, con esa super campana pobreta meva, no quería comer, no podía moverse, lloraba (con lagrimitas) y daba una pena enorme. Claro, había sido una operación, no es una tontería. Se suponía que al día siguiente ya la cosa mejoraría pero le siguieron demasiados días con el comportamiento completamente cambiado: no venía a saludarnos, se quedaba en el sofá temblando, no comía, no jugaba….temía completamente la operación hubiera cambiado su carácter y aunque sabía que era lo correcto ( y más con la hernia encontrada) empecé a arrepentirme de ello. Yo quería a mi perrita de vuelta. 

Fue un total acierto quitarle la campana. Aquel armatoste era un suplicio y no ayudaba a que su estado mejorara. Gracias al consejo de una amiga, le compré un par de bodis de bebé y lo substituí por la dichosa campanita. Era super importante no se lamiera la herida porque podría abrirse los puntos e imagínate la complicación…pero este tip funcionó muy bien y pudimos quitarle el cacharro ese de la cabeza sin peligrar su cicatrización. 

¡Tardó una semana en volver a ser ella! ¡¡El día que volvió a recibirme a mi llegada a casa moviendo la cola, volví a ser feliz de nuevo!! Ahora ya puedo respirar tranquila pues por fin tengo a Fibi esterilizada como debía estar y además, con una hernia curada que ni siquiera sabía que tenía, pero también os digo, que hasta lloré de verla así, pobrecita mi pitufa, que  semanita más mala me hizo pasar la joia. 


 



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