Profunda Admiración
De adolescente enganchaba
posters en el armario con super glu3, daba igual cargarse el armario, iba a ser
amor para siempre así que no importaba. No sabía que la admiración más grande
llegaría con los años.
Hoy con todavía 36 años, no
cuelgo posters pero sigo teniendo mi momento fan. Admiro profundamente a este
tipo de personas:
-
Quienes
tienen memoria. Que pasada recordar. Normalmente lo bueno lo
convertimos en más bueno y lo malo, pierde importancia con el tiempo. Así que
recordar suele ser agradable. Saber cómo y cuándo sucedió todo. Eres lo que has
vivido, lo que recuerdas en definitiva.
-
Quienes
leen más de un libro al mes: Que digo al mes, al
trimestre! Y lo acaban. Porque además tengo la horrible costumbre de no acabar
la mitad de los libros. Ahora mismo he empezado Madame Bovary y leo tres
páginas cuando se me cierran solos los ojos y caigo muerta. ¡Que rabia tan
grande! Así no lo acabo nunca, y claro, pasan los días sin terminarlo. Luego se
suma la pérdida de memoria y es como si nunca hubiera existido. Un drama.
-
Quienes
consiguen salir de casa antes de las 10 de la mañana y encima bien peinados:
No lo puedo evitar, cuando fulanita o menganita me dice que ya están en el
parque, en la playa, en Barcelona, en donde sea y yo sigo con mi coleta y en
pijama, grito al cielo: ¿Cómo lo hacen? ¿A qué hora se levantan? ¿Qué toman?
-
Quienes
además de peinados, la casa la dejan recogida y limpia (que no es lo mismo): ¿Cómo
les queda la casa? ¿De verdad es
posible compaginar vida social con tareas domésticas? Porque yo no llego a las
dos. Vida social no es compatible con hacer la faena de casa “a fondo” una vez
a la semana. Yo no lo he conseguido. O salgo, o limpio. Las dos cosas no. Así
que ya sabéis que cuando explico que me voy de camping, la casa se cae jajaja
(lo básico) pero no soy ninguna marrana, mi madre nos ha educado con que los fines de semana había que hacer toda la faena a fondo, así que es algo que afecta seriamente a mi delicada salud mental si más o menos no están las cosas echas. Así
que tampoco puedo abusar.
- Quienes
saben cocinar. Muero de envidia cuando mi amiga Alicia me explica
los platos que prepara. No se cocinar, no tengo mano y no me sale rico. La admiro por muchas cosas, y esta es una de ellas.
-
Quienes
cocinan. Tampoco tengo el tiempo que necesitaría para
prepararme correctamente los ingredientes (siempre voy a destajo) y con mi ipad
delante dedicarme a ello tranquilamente. Paso a paso. Me falta imaginación, tiempo,
organización y paciencia. Nada, un desastre. De este post salgo llorando ya lo
veo……¿vale si digo que intento mejorar? estoy trabajándomelo
- Quienes
van a la compra una vez a la semana únicamente y no les falta de nada:
Manteniendo la línea culinaria y del hogar, creo que jamás ha pasado una semana
sin que no tenga que volver al súper un par de veces a por lo que sea. Y con el
tema de las alergias ya no digamos. La pasta sin huevo es de este súper, el
queso de este otro, las hamburguesas de esta carnicería…esto me irrita a unos
niveles que no os lo llegáis a imaginar. Es una fuga tremenda de valioso tiempo cuando después de la ruta por los supermercados correspondientes, llegas
a casa y te has dejado las bolsas de basura. Ni con lista ni sin lista, jamás lo
consigo. No, no tengo espacio para despensa y así hacer provisiones.
También
podría detallar otras admiraciones que siento por las madres civilizadas,
cuando sale mi parte de madre histérica de una niña rebelde e incombustible. Pero
mejor no sigo más por hoy, porque caeré en depresión. Qué bonita es la bi-maternidad,
la conciliación familiar y laboral y todo ese rollo falso y mentiroso que se
aparenta. ¡¡¡Venga hombre!!!! ¡¡¡Es imposible!!!!! No llego.
Y
cuando oigo eso de “es que no sabes
organizarte” me tiraría a morder. (Quizás porque algo de razón llevan, tendré
que admitirlo)
¡¡¡Estoy
cansada!!! Quiero energía para hacer
algo más que no solo sea sobre-vivir. Y cuando me pasaron esta foto de la mujer tirada en el suelo, moría de la risa.
Así me levanto los viernes.
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