La Ballena Alegre


Más que hablar del camping, que también, voy a relatar algunos momentillos que nuestra estancia dejó este último agosto. Porque este año, nos hemos llevado el premio al más accidentado. Por suerte, nada grave. Anécdotas e incidentes de esos que te sobresaltan y te desmontan los esquemas. 

Este verano estuvimos en el camping La Ballena Alegre, en Sant Pere Pescador. ¿Era el camping que quería? Quizás no, pero me dormí en la reserva y cuando quise hacerla, apenas encontré disponibilidad de parcelas para la primera quincena de agosto. De todos, éste me pareció el mejor.   

A destacar, que no habrían toboganes….cri-cri-cri….porque la Ballena Alegre no tiene, pero oye, no pasaba nada si un año no había toboganes. Podríamos vivir sin ellos, es más, por culpa de los toboganes, pasaba que mis hijas nunca querían ir a la playa así que pensé, que no sería tan malo si de esta manera pisábamos más la arena.

Y como siempre que hago afirmaciones tan rotundas y me creo así muy lista, la vida me espera, rotundamente, para darme el ostión con la mano abierta. Por hablar.

Os cuento.

Llegamos con la caravana y todo marchaba bien. Recibí semanas antes el email para hacer el cheking, y se me olvidó hacerlo. Me relajé porque ya teniamos parcela asignada, como toda la vida del mundo se hacía antes, y eso relaja bastante. El caso es que me acordé del cheking el día de antes pero ya era tarde, porque tienes que gestionarlo máximo 24 horas antes de tu llegada. De nuevo apure demasiado. Ha sido el año del despiste continuo. Pero bueno, aun así, el cheking presencial fue rápido y fácil porque por suerte, cuando llegamos no había demasiadas personas ni caravanas esperando.

La primera impresión fue muy buena: es un camping a pie de playa como nos gusta, parcelas grandes, sombreadas, amplias y con separación entre ellas.

Todo bien, con el agobio propio de montar con el sol en lo más alto, pero satisfechos porque era una buena parcela a pie de mar. Genial.   

EL PRIMER DIA: 

Acabamos de plantar caravana y comenzábamos a prepararnos para irnos a bañar cuando llegó el primer momentazo de unos cuantos que iban a marcar estas vacaciones. Veo un mensaje en el grupo de whatsap de los vecinos de nuestra calle, y otro privado, del mismo vecino que decía lo siguiente: “¿¿No es este tu coche?? Lo tienes mal aparcado…”

Manos a la cabeza, aceleración cardiaca, susto de la muerte, tierra trágame………sin entrar en detalles, yo tenía que haber aparcado bien el coche antes de irnos y no lo hice. Se me olvidó hacerlo. ¿Cómo se me ha podido olvidar aparcar el coche bien? Lo peor es que llevaba las llaves encima, que no tenía copia para que otra persona pudiera moverlo. Por un momento barajé la opción de dejarlo mal aparcado y que se lo llevara la grúa pero CONOCIENDONOS COMO NOS CONOCEMOS, esa no era una opción valida, no hubiéramos estado tranquilos. Así que después del enfado-como puede ser-hay que volver-vaya mierda-bueno pues ya voy yo, Toni cogió el coche y volvió a casa a dejar el coche bien aparcado.

Entre idas y venidas, la broma salió por unos cuantos de cientos de kilómetros de más y el primer día de vacaciones perdido.

SEGUNDO DIA:

Esta visto y requetecomprobado que con toboganes o sin toboganes, a mis hijas les gusta más la piscina que la playa. Este camping tiene dos piscinas muy bonitas, tipo oasis playero, y otra estilo parque aqua-splash, de esas con chorritos que más que bañarse es infantil para jugar.

  

Llega el segundo momentazo. Estamos disfrutando de nuestro primer día de piscina en unas hamacas que tuvimos la suerte de pillar cuando aparece Carla con toda la boca llena de sangre. Se golpeó con la pared y se le reventó el labio. Por suerte quedó en susto la cosa, susto y una boquita de pato durante todo el día que iba la mar de bonita.

 


 

TERCER DIA:

El tercer día teníamos claro que tocaba playa, con mis niñas hay que negociarlo todo, esto es así. Llegamos a la playita, colocamos la sombrilla, las toallas, las hamacas, los cacharros…y cuando estoy ya instalada con mi libro vienen las niñas corriendo: “medusas! Mama medusas!”…….no puede ser…

La playa estaba llena de medusas de 2 kilos. Y en esas que salen corriendo mis hijas del agua, las dos, arroscándose todo el cuerpo sin piedad, como con ataque de nervios: “me pica, me pica, me pica” yo las miro y la verdad es que nunca me ha picado una medusa, pero yo buscaba la picada y no veía nada. Intentaba calmarlas, “que no os ha picado, no veo picada!” Me declaro ignorante total sobre el conocimiento medusil, y yo como si fuera igual que un mosquito, buscaba una picadura, algo que me indicara que había picada/mordedura/algo y creía que es ahí donde duele o pica. Al no encontrarlo, pensé que fue más reacción nerviosa al ver la playa llena de medusas. Como si ves tu cama llena de arañas y te levantas con el asco en el cuerpo y el picor en el cuerpo, lo sientes real pero no lo es.

Entonces se fueron corriendo a la piscina y acordemos que enseguida íbamos nosotros, recogíamos la paradita e íbamos para allá. Pero antes de eso, recibo una llamada del camping, ¡que mi hija está en enfermería con la doctora porque ha tenido una reacción alérgica a las medusas! 

En el trayecto playa-piscina, aquel picor se avivó y Judit se le llenó de enormes ronchas. Según me contó la doctora, no cal que exista una picada como tal, el propio agua llena de medusas es propia de esta reacción. Pobrecita. Llegó a la piscina y los socorristas al verla entrar llorando así, la llevaron a la enfermería. Desde aquí UN MILLÓN DE GRACIAS.  Se portaron tan bien que no podia dar más que las gracias sin parar. 

Y esta fue la dinámica de la semana: PLAYA LLENA DE MEDUSAS SIEMPRE. Los baños dejaron de ser chapuzones para convertirse en búsqueda de medusas. 

Sin toboganes y sin playa. Todos los días íbamos a ver que tal estaba el agua, y todos habían medusas. Mi plan había fracasado. Cada mañana que comprobaba que otro día más no podíamos bañarnos tranquilos, más me enfadaba y más manía le cogía a todo. Así soy. Poco a poco me resigné, pero para entonces ya nos íbamos. 

Además, no había cobertura en todo el camping. Toni dice que aquello era tan raro que no le extrañaría tuvieran inhibidores de cobertura para que contratases la wifi, es una opinión evidentemente, el caso es que solo había en la playa…con las medusas.

GENERALIDADES:  

El ambiente, veo que como pasa en estos campings de la costa brava, es mayormente de campistas alemanes y holandeses. No tengo nada en contra, vaya por delante, pero se echa de menos gente del país sobre todo para que las niñas hagan amistades. Por esta razón vamos a dejar de ir a este tipo de super campings, básicamente. Buscaremos otros más pequeños porque ellas ya son más grandes, veo que les gustaría conocer gente y se hace muy complicado. 

Este año, al tener el ocio nocturno cerrado, es verdad que hubo noches con muy poco respeto por el silencio y el descanso nocturno. A veces de madrugada te despertaban los escándalos juveniles típicos de noches de juerga….eso no mola, pero bueno.

Respecto al tema mascarilla, nadie llevaba. Solo para entrar a comprar. El raro era quien la llevaba puesta. Al final yo tampoco la usaba porque es que, en realidad, estando tan al aire libre veía complicado la opción a contagiarse. ¿Qué lo dicen las normas? Sí, lo entiendo…..pero no sé hasta qué punto es real que sea necesario llevarla cuando mantienes las correctas distancias estando todo super ventilado, y debo reconocer, que la vida sin mascarilla es maravillosa. 

Después de todo, y en general, mi valoración al final es buena. He mencionado lo malo pero ahora haré lo bueno:  

Las instalaciones están muy limpias. Tanto baños como salas de friegaplatos están siempre impecables. En los lavabos da gusto ducharse, son las mejores duchas que he visto. Tienen unos mandos electrónicos para regular temperatura que van super bien y que los quiero igual para mi casa. La ducha tipo lluvia es una gozada, mis hijas estaban encantadas. Muy comodas al ser tan amplias, las mamas lo agradecemos.  Son grandes  y están muy limpias. De 10. 

Como he dicho, las parcelas son comodísimas y muy tranquilas porque son poco transitables, ya que la distribución del camping es alargada y estirada frente al mar. De modo que de ese eje principal nacen todas sus bifurcaciones, unas hacia la playa y otras sin salida. Así que si no es tu calle, no tienes por qué pasar ya que no son zonas de paso. Eso sí, dicha avenida central es una autopista de bicicletas y patines eléctricos. Cuidadin al cruzar con el barreño de los platos en hora punta, jajaja.  



En la zona de bungalow se encuentra un spa con una pinta de lo más apetecible que no pudimos probar por no pedir hora con antelación. Este año ha sido una detrás de otra, el pasotismo y mi poca anticipación ha marcado toda la estancia. Nosotros lo dejaremos para otra ocasión, vosotros si vais, acordaos de reservar con tiempo. En su azotea hay un chiringuito rollo chill-out de lo más cool al que también merece la pena entrar. 

En la zona de caravanas también hay un restaurante que por las noches sirven cockteils. Y justo al lado tienen un gimnasio (un poquito básico) pero apañao para los buenos deportistas que no descansan ni en vacaciones.  

·        * Tengo pocas fotos (ninguna) porque como no había cobertura, apenas llevaba el móvil. 

El supermercado esta muy bien y no es caro. Tienes una frutería aparte, una pequeña farmacia que para un apuro va super bien, una tienda de obsequios donde tenían sandalias interesantes (me compré dos), un quiosco-librería…y fuera tenían heladería, cafetería, unos billares, crepería…servicios muy correctos para seguir disfrutando por la noche sin moverte del camping.   

Pero lo mejor es cuando conseguimos vencer la pereza y salir de él. Visitar los pueblos de alrededor: San Pere Pescador, L’Escala, Sant Martí d’Empúries… salir fuera a cenar y dar un paseíto por sus callejuelas mientras tomas tu heladito es la esencia de una Costa brava que nos tiene enamorados. Caímos en la cuenta lo poco venimos para todo lo que la disfrutamos. 

Hay que visitarla durante todo el año. 




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