Final de las vacaciones



Estoy de vuelta, desde el lunes trabajando, y después de cinco días, sigo aceptándolo. Poco a poco, porque los días han pasado demasiado rápido. 

La primera semana de trabajo ya está superada, con un aprobado más que sobrado. No tener que levantar por las mañanas a las criaturas para llevarlas al colegio ni al Casal hace que la vuelta sea bastante muy relajada. Algo bueno tiene. 

Vengo resignada pero positiva. Es lo mejor, no resistirse demasiado a lo inevitable, jaja. Es natural el desánimo y vamos a dejar que tenga su espacio existencial. Ya sabéis que el concepto de “pilas cargadas” no es para mí. 

Creo que tener un plan para ir aplacando este irremediable desánimo de la vuelta es lo ideal, me gusta hacer planes y creerme por lo bajini al 100% que soy capaz de realizarlos. Para ello solo se me ocurre pensar en cómo desarrollar cambios para organizarme mejor en este nuevo curso que empezamos. Ya sabes, septiembre es el nuevo enero. 

MOVIMIENTO, y con ilusión, que si no, nos estancamos. No hay energía sin movimiento. Venga. Échale ganas.  

Bueno...¡el lunes empiezo!

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