24 días de vacaciones
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caminito de Judit con piedras gaditanas |
Pero aunque para ese hábito no se necesiten
tantos días, ya se han acabado las vacaciones. Vuelta a la rutina, fin a las
vacaciones de verano por este año.
Hay viajes que están gafados desde el primer
momento aunque una no lo quiera ver. Y mira que un buen día (más bien una buena
noche sobre las 2 de la madrugada) me desvelé y tuve la corazonada en ese
momento, que no era buena idea ir a Cádiz, que me había equivocado. A la mañana
siguiente, así se lo dije a Toni y no pareció tener sentido: perder el dinero
de la reserva, cambiar de planes…..¿ahora?.....ya……bueno pues nada…seguimos con
los planes que teníamos. Ahora sé que aquello fue un presagio muy real, con
todas las letras. Cuando nada sale bien, porque recapitulando, hasta en los
pequeños detalles te das cuenta que desde el minuto uno, todo fue al revés.
Señalaré lo más gordo: niñas que se caen por
escaleras de peldaños gigantescos y nos dan un susto de muerte y fiebres
inoportunas que aparecen y desaparecen… ya se sabe, los niños no paran quietos
y tampoco necesitan que pase nada para que les dé un subidote de fiebre así
porque sí. Rutas equivocadas que
convierten los viajes en pesadillas, ¿a quién no la ha metido el GPS por una
comarcal de doble sentido más de 100 km? pues a nosotros sí. Y siendo realista,
no supimos tener una actitud positiva: discusiones y nervios que no somos
capaces de controlar cuando te coge todo esto fuera de casa, te sientes
insegura y no parece mejorar. Agobio infinito de no disfrutar de lo que se
supone debes disfrutar. Y para rematar, estancias malolientes que dan ganas de
vomitar….mal mal. Fue tan mal que cuando
volvimos a casa estuve 16 horas durmiendo. Necesite mi tiempo para recomponerme
de tan horrible experiencia.
Por suerte, a toro pasado todo se ve diferente; ya soy capaz de recordar las cosas buenas que vivimos y que en ese momento no ves, para aprender de las cosas malas, que además, son cosas que a mi edad ya debería saber:
A todos nos encanta volver al pueblo, y aunque fue demasiado
diferente y accidentado esta vez, casa la abuela tiene ese lugar en nuestro
corazoncito. “vamos de pazeo” ha sido el tema del verano y la frase favorita de
Judit, enganchar “mi bozzo” y salir a la calle peripuesta. Como nos hemos reído
con ella. Las playas de Cádiz, su tierra fina y dorada que parece pan rallado,
las niñas se divirtieron muchísimos saltando olas, la puesta de sol maravillosa
Por suerte, a toro pasado todo se ve diferente; ya soy capaz de recordar las cosas buenas que vivimos y que en ese momento no ves, para aprender de las cosas malas, que además, son cosas que a mi edad ya debería saber:
El turismo en familia de una gran ciudad. Ver
atardecer entre los tejados de tantos edificios mientras cenábamos en la azotea
del hotel, el trenecito turístico, la catedral y sus calles empedradas, el
poquito tapeo que pudimos tomar con la alergia de Carla….la parada a medio
camino esta vez fue más aprovechada, pese al infierno de calor que tuvimos que
pasar, valió la pena hacer.
Jamás volveré a hacer una reserva a lo loco,
por impulsos y sobretodo que sea “no-reembolsable". Es que esto solo se me escapa a mí... Jamás volveré a reservar sin
antes leer bien todas las condiciones, opiniones, viendo el google maps, el google
earth, el tripadvisor ese, todas las reseñas y toda información disponible. Jamás
ignorar aquello negativo que te llama la atención pensado: “no será para
tanto….” porque seguro que sí lo es..
El error ha sido mío. Pensar que cómo el año
pasado salió bien, este año también podría ser igual. Y no existen dos viajes
iguales. No era igual en ningún sentido y desde el primer momento lo
sabíamos. No vuelvo a viajar tan lejos hasta que mis niñas sean más grandes.
Y volviendo a las “señales”. Seguir siempre mis corazonadas, ya parezca la mayor locura. Si a última hora siento debo ir en
dirección opuesta, ir sin dudar. (me doy cuenta puede ser delicado ligar el
primer punto y este….pero bueno, yo me entiendo, o creo que lo hago).
Pasada la primera semana y pico, nos quedaba el
resto de vacaciones por hacer y teníamos reservada parcela en uno de nuestros campings
favoritos, en Cambrils. Vencimos el
miedo que todos pasemos el 17 y 18 de agosto, y el 19, salíamos para disfrutar
muchísimo de esa semanita. El camping es siempre un acierto aunque el ritmo frenetico que las niñas llevan no te deje respirar sobretodo los primeros días: vivir a pie de mar contemplándolo a todas horas, bañarte
en la playa, el sol, piscina, helado, minidisco, tinto de verano, espectáculos
chulis, niñas felices y padres más relajados.
Acabemos mejor de los que empezamos, no siempre
salen las cosas como uno espera aunque avisada estaba, porque como dice una de mis
frases favoritas de Txarango, que seguramente ya habré mencionado: “Dale tiempo a tu instinto”. Y así es, solo que claro, para descubrir su veracidad, debía ignorarlo. Así aprende una.
Y hoy empieza septiembre!!!! Wau!!!
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