7 días antes
¿Cómo explicar esto sin que sea demasiado dramático y largo para no aburrir, ni demasiado corto como para que quede superficialmente contado? No lo sé. Pero aunque sea triste, me apetece escribirlo.
El
embarazo de Carla fue bien, con los típicos males, pero bien. Las situaciones
familiares en mi recta final, fueron las que se complicaron. A una semana de que naciera mi primera hija ocurría todo esto.
Mi abuelo
empeoraba cada vez más. Adoraba a mi abuelo
materno, le quería muchísimo y sentía muchísima pena de verle así. Recuerdo ir
a verle al hospital con mi súper bombazo y hablarle, explicarle que venía una nena en camino, pero el pobrecito mío
no me reconocía. Sus ojos ya habían perdido su mirada. Fue tristísimo, es la
parte de mi abuelo la que peor llevo todavía hoy. Duele profundamente el alma por más
ley de vida sea.
Pero
no acababa aquí la cosa. A una semana justa de cumplir, exactamente el 29 de
abril de 2011, mi suegra ingresaba para una “sencilla” operación. Esa sencilla
operación se complicó inexplicablemente y después de horas de espera, era
ingresada en la UCI más muerta que viva. Las explicaciones de los médicos eran
confusas y las esperanzas que nos daban eran muy pocas.
Cuando
esto te pasa, la ansiedad se apodera de ti. Como si cayeras al vacío sin nada
en lo que poder sujetarte para evitar caer, pero tampoco llega el momento del
golpe. Caes simplemente. Todo va más deprisa de lo que eres capaz de asimilar,
te parece mentira esté pasando esto. Mi marido es hijo único y yo su más firme
apoyo, jamás olvidare su mirada y su cara de absoluto pánico entre el dolor y
la impotencia.
Intenté
mantener la calma, pero se me dispararon los nervios; me subió la tensión y las
enfermeras me bajaron a urgencias. En tan solo un momento, todo se desmoronaba,
sentía perdía el control de lo que sucedía a mi alrededor….y así era. Mis pulsaciones
se aceleraban y mis contracciones también. Por suerte no fueron de parto. Ya en
urgencias y al otro lado de la puerta, sentía desde dentro como las enfermeras
corrían y hablaban de la mujer de la UCI…..sin saber que yo era su nuera. Le
habían quitado la matriz y todos los especialistas de ginecología y demás
estaban con ella. “vamos a tardar en atenderte, hay una urgencia delicada” me
dijeron. No quise decir que era familiar mío y a través de las cortinas,
escuchaba toda la clase de noticias nada esperanzadoras. Quise irme con mi
marido, salir de ahí para estar con él pero mis pulsaciones iban como una moto
¿Cómo iba a bajar mi tensión? Era imposible estabilizarse….y no me dejaron marchar.
Como todo puede complicarse en un momento. Después de unos monitores y
comprobar todo estaba en orden, salí de allí un poco más “tranquila”. Falsa
alarma, seguía entera.
Nos dijeron que si en 24 horas no respondía podía no superarlo, pero respondió. Recé a todos los santos conocidos, pedí con todas mis fuerzas que saliera de esta su madre. No quería por nada del mundo que mi hija naciera en estas condiciones.
Durante
una semana, mi última semana embarazada, vivimos en las puertas de una UCI
esperando noticias. Yo no me atreví a entrar (realmente no me recomendaban ni
siquiera estar allí, llamaba la atención una embarazada a punto de explotar en aquellos pasillos) pero no podía dejarle solo en esos momentos. Nervios y
tristeza se mezclaban con grandes esperanzas y pequeños avances que iba
teniendo con el pasar de las horas. Recuerdo que lo peor fue esperar a que
respirase por ella sola, hubo diferentes intentos fallidos hasta que a los
cuatro días lo consiguió. Mi suegra es dura de pelar y tenía muchas ganas de
conocer a su primera nieta.
Finalmente,
una semana más tarde y coincidiendo con el mismo día que cumplía, el 6 de mayo
de 2011, mi suegra subía a planta.
Fue aquella
noche cuando volvimos a casa, (mis suegros viven a 80 kilómetros) de donde habíamos salido hacía una semana con lo
puesto y solo vuelto en una ocasión a por la canastilla y a visitar a mi
abuelo, sin saber sería la última vez que le viera.
A la
mañana siguiente, me puse de parto.
Haya veces que parece que todo se vuelve en nuestra contra. Menos mal que a veces se ve una luz que nos va guiando y nos hace salir del pozo.
ResponderEliminarMuchos besos.